La isla de las dos colinas ()
He podido encuadernar las Dierum Enxebrorum (Crónicas de los Enxebres) como
un antiguo misal galicano y, de esta manera puedo seguir con mi tarea.
Allá voy:
César levantó la cabeza de la tablilla que estaba escribiendo, se puso en pié y miró hacia donde le decían.
Lo que vió, lo dejó mudo.
Ante él se abría el Golfo de los Cuatro Ríos del que hablaban los Antiguos, donde se elevaba en el mar la Isla de Acheron, junto al Orco de rugientes espumas .
Traídos por el viento le llegaban los cantos de las mujeres, los terribles Alalás y Aturuxos, que , entonados antes de las batallas, aterrorizaban a las legiones romanas.
Esto provocó , que los hombres de la guardia personal de César, se pusisesen a murmurar asustados.
Eran hombres recios, veteranos de las guerras de Germania y de Oriente, que habían oído a compañeros más veteranos, hablar de estos cantos y de lo que venía después.
- Tranquilizaos, son cantos de fiesta y celebración, se están divirtiendo. Ya he venido más veces y los conozco bien. Pronto conoceréis su hospitalidad, y descubriréis que quizá Roma debería buscarlos como aliados y no como enemigos.
Dijo Máximus, y añadió. - Cayo , aqui ganarás el oro que necesitas para ser nombrado cónsul , porque esta es una buena tierra para los negocios y para la amistad. Hoy conocerás a Breo, mi amigo, y a su hijo Lucius, que ya tendrá edad para estar con los hombres.
César asintió, aunque estaba absorto contemplando la bahía que se abría ante ellos.
Pero lo que le hizo flaquear fue la enorme flota de grandes barcos que allí se agrupaban, barcos como no había visto antes, de grandes palos, con y sin remos y con una altura que empequeñecía todo lo que conocía. Incluso, los que los traían desde Gades, que ya era muy diferente de las galeras que conocía.
"El Sumo Pontífice tenía razón, Roma debe conquistar el Fin del Mundo o desaparecer". Pensó... , y se preparó para el desembarco....
Este año, mi querida nieta, -continuo Lucius, la novedad son los romanos.
Vienen en las naves gaditanas, más pequeñas y bajas que las nuestras. Máximus, había avisado a mi padre, de que , en su próximo viaje, traería a un noble romano a comerciar con nosotros y quizá vendrían sacerdotes de sus
dioses para conversar con nuestras meigas.
Los romanos son enemigos nuestros desde hace siglos, han ido derrotando a nustros hermanos reduciendo nuestros territorios, pero son guerreros de tierra adentro, que nunca antes se habían atrevido a cruzar Cuan Airgh .
Actualmente estamos en una paz no declarada y comerciamos con ellos, a través de nuestros hermanos del Sur .
Hablan una lengua extraña, aunque también conocen la lengua de los marineros gaditanos, el griego, lo que les permite hablar con nosotros.
Llegaron el día de la Lughanasd el día grande de las fiestas de Brixe o Taltiú (para nuestros hermanos de Eire),
y lo que pasó fue....