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María Nieves Angulo Salazar
María Nieves Angulo Salazar
17 de Febrero de 2019, 20:08

LA FUERZA DE UNA CANCIÓN

Agitó enérgica y repetidamente la cabellera (demasiado, por desgracia, pero ya no había remedio) y pasó a entonar la última estrofa de la canción. La interpretó deprisa y corriendo, en un estilo naif y primitivo- tan alejado de su estilo- , con los labios soldados al micrófono y las greñas canosas cayendo en cascada sobre su cara arañada por las arrugas.
Apenas terminó, abandonó a escape el escenario, dejando a los músicos y al público compuestos y sin novio. Un público, por cierto, curiosamente agitado en las filas delanteras. Algún desmayo, sin duda; estos calores de los conciertos...
De camino a la limusina, se cruzó con varios periodistas, a cuyas preguntas respondió con gruñidos poco coherentes- él, siempre atento con la prensa-. Así mismo, le salieron al paso grupos de fans, a quienes dedicó lo que quiso ser sonrisa pero se quedó en mueca indefinida- él, siempre dicharachero y amable con sus seguidores-.
Una vez en el hotel, se tumbó sobre la cama y encendió el televisor. Se informaba sobre el multitudinario concierto ofrecido en el Madison Square Garden por Lost, la mítica banda de rock de los setenta reunida de nuevo después de cuatro décadas de silencio musical. Aunque la noticia no era su reaparición, sino el estado de salud de uno de los asistentes al espectáculo, herido por el impacto de un objeto contundente de procedencia aún desconocida. Un objeto que resultó ser... una dentadura postiza.