La frase de inicio será "Sin que nadie se diera cuenta..."
Traicin
Sin que nadie se diera cuenta me adentr en la fiesta sin estar invitado buscando a mi esposa. La esperaba encontrar con sus amigas. Pero no, estaba justo con el tipo que me enga una vez. Pude ver como meta su mano entre sus piernas y ella se dejaba gustosa. Cog un vaso de tubo vaco y lo golpe contra una esquina, fui sigilosamente por su espalda y se lo incrust en su cuello. Ella gritaba al ver como se desangraba y pintaba de rojo su vestido blanco.
No volvera a amarme nunca, pens, pero tampoco volvera a engaarme.
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Competicin
Sin que nadie se diera cuenta, escondido entre matojos la observ. Sus movimientos suaves, lentos. Su agilidad felina, la belleza de sus lneas, la tensin de su mirada me hipnotizaban.
Ella, ausente de todo, segura de s misma, sigui su lento caminar. De pronto, todo su cuerpo se tens; par todos sus movimientos y, casi sin yo poderlo ver, lanz su brazo derecho con toda su fuerza.
Luego vi como del extremo de su fina lanza desclavaba la gran trucha que aun coleteaba; levantndola al aire dio el grito de aviso, para que todos la oyeran.
-La logr yo!
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El gorrn
Sin que nadie se diera cuenta de su presencia, se acerc a una de las mesas del banquete y se puso a comer todo lo que estaba a su alcance, tirando platos, copas y comida por el suelo. Cuando se hubo hartado, vio que la gente sealaba el lugar, al rato que lanzaba exclamaciones de sorpresa. Y le escuch a alguien decir: “Mira cario! Unas gafas que flotan!”. Entonces, el Hombre Invisible entendi que era el momento de largarse por patas.
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Un autntico mago
-Sin que nadie se diera cuenta cambiaste el viejo reloj por un gatito de angora. Parece imposible, to! Todos te mirbamos. Yo no dej de mirar tus manos ni un momento. Y estabas a dos metros de la caja. Es el mejor truco que he visto en mi vida!
-No fue un truco.
-Anda ya! Cmo lo hiciste?
-Olvidas que soy un mago? Mira!
-Ay! Coo, vale, vale! No me gusta ser un cerdito... Ahhh! As est mejor, gracias. Pero, oye... te importara quitarme la cola?
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Pose
Sin que nadie se diera cuenta puse mi mano sobre su rodilla. Aunque todo su cuerpo se tens, mantuvo la sonrisa con la que escuchaba al comensal que se encontraba frente a ella.
Tom el tenedor y, sin cambiar el gesto, lo llev bajo la mesa para clavarlo con fuerza.
Su expresin sigui siendo encantadora. Por suerte, yo ya haba retirado la mano.
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En la discoteca
Sin que nadie se diera cuenta se ocult detrs del equipo de msica. Haba jvenes bailando en el centro de la pista, entre ellos, la chica de los ojos negros que acababa de darle calabazas. Indignado, tir del cable de alimentacin del tocadiscos y lo arranc de cuajo. De inmediato ces la msica y se apag la voz de Juan Luis Guerra, que en aquel momento cantaba: “Si t no bailas conmigo prefiero no bailar!”
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Los Miserables Sin que nadie se diera cuenta tuve un amante durante aos, grit a mis hijos, fui hipcrita, ment millones de veces, rob cuando pude, trat con desdn a mucha gente, fui orgulloso, obstinado, arrogante y probablemente no acabara en cien pginas. S qu ests pensando… que soy un miserable… pero quin no lo es?
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Ir al sur Sin que nadie se diera cuenta abr la puerta y mir hacia fuera. No se vea a nadie. En la casa, silencio, as que sal corriendo y me alej de all. Y ahora a dnde iba? Me qued quieta en medio de la calle. Llevaba meses pensando en irme y ahora que por fin lo haba hecho, no saba a dnde ir. Qu dira Blas? Se dara cuenta enseguida, se lo haba repetido tantas veces: Me ir.
Siempre quise ir al sur.
Pens en l, all en su silla de ruedas con su desesperacin. Qu poda hacer yo sino volver?
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Leyenda urbana Sin que nadie se diera cuenta, sali de la casa. No hizo falta saltar por la ventana, ni cerrar la puerta con disimulo, de hecho, dio un fuerte portazo al salir. Todos contemplaban su cuerpo sin vida, preguntndose la causa de su muerte. Su condicin de fantasma le permita atravesar las paredes, eso lo haba comprobado, ahora le quedaba saber si estaba atado a la casa donde haba muerto y pareca ser que no, que eran slo cuentos.
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Quiz maana Sin que nadie se diera cuenta me col al bao, era ya de maana y la boca me saba a vmito y espanto, Amo a alguien?
La pregunta vino a mi cabeza, Pero a quien le he de preguntar? A quin? Aqu n
o hay nadie, excepto ‘l’, veo su
rostro juzgndome desde el espejo, ansioso por responder, le sonro,
quiz maana.
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Como mquinas obedientes Sin que nadie se diera cuenta estuvo el cadver de un empleado en la silla de su despacho. Ni sus compaeros de trabajo, ni su jefe, nadie se haba percatado de que estaba muerto. Hasta que lleg la seora de la limpieza y le pregunt qu haca trabajando un sbado. l no contest, claro, y entonces la seora se dio cuenta, pero porque le molestaba para realizar su labor, que si no, an estara el cadver all, lleno de gusanos y sus compaeros pensando: "ver, or y callar". Como una mquina o un robot obediente y sin mente alguna.
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