¡LA HORA, REFERI! - La realidad a la Rosada, tarjeta roja a la prensa

En agosto del 2006, a falta de la copa, Argentina se trajo el mejor árbitro del mundo. Con su estrella en pleno ascenso y la proclividad de por lo menos la foto al lado de la gloria, el entonces presidente Kirchner no tuvo mejor idea que invitarlo a la Casa de Gobierno, aceptar las ofrendas de práctica y para hacerse el gracioso le sacó la tarjeta roja a la prensa. Lo que empezó a suceder después, a pesar del casi 80% de imagen positiva que le dan las encuestas, es difícil de creer. Le hizo caso omiso a que desde la cultura está establecido que el silbato del referí es la irrupción de la realidad, el fin de la magia del juego y que esos valores están tan vigentes que a su esposa, que lo reemplazó, le empezó a ir peor y ambos tienen un futuro incierto, oh casualidad, empezando por los Tribunales. Un racconto minucioso del Mundial de Alemania al de Sudáfrica, tropezón tras caída, costalazo tras idas de hocico, papelón tras derrota. Imperdible. Sobre todo en un país que si le sacan el fútbol en una de esas tiene que cerrar las cortinas y cambiar de rubro. O peor, todavía: ya cerrada esta edición el ex presidente Kirchner, en medio de una lluvia cerrada de ataques, en un toma y daca diario, comenzó a sufrir indisposiciones de tipo cardiológico que el 27 de octubre acabarían con su vida cuando ya había decidido presentarse otra vez como candidato a presidente en el 2011 y la encuestología de todos los colores decían que no pasaba la primera vuelta.