Como es muy largo, lo saco fuera del previo. Hélo aquí el "comment".
Me resulta mucho más difícil comentar Ana y yo que otros textos, como por ejemplo Injusticia de andar por casa. Porque en este último caso creo que estoy lo bastante cerca del texto como para haber conocido la intención del autor, y poder comparar esa intención con mi lectura. Pero en el caso de Ana y yo, la intención del autor me resulta impenetrable, y no sé qué distancia hay entre mi lectura y lo que él pretendía.
Y al texto no se le puede encontrar un fallo de esos de señalar con el dedo. Está escrito sin tacha. No es manido, presenta una situación -diálogo autor con personaje- que, aunque no sea absolutamente original, queda lejos de ser simplista. Lo he leido tratando de entender qué les pasa a los personajes, tratando de completar el argumento de ese cuento a medio escribir dentro del cuento con lo que atisbo. Tambien, tratando de entender qué le pasa al autor-personaje. Tratando de interpretar su conflicto con Ana-personaje de diversas formas, como un conflicto de autoria, de creatividad. O como reflejo de un conflicto del propio autor-personaje. No he entendido nada, aunque presiento que la irrupción final de Clara pretende algo. Si está ahí, tiene que ser para algo. Pero no lo sé.
¿Qué falla entonces? ¿Fallo yo como lector? ¿No soy lector de esa obra? No lo puedo saber mientras no conozca la intención del autor. Pudiera ser que Ana y yo fuera un texto que superara mi competencia como lector. Pudiera ser que Ana y yo estuviera en otro registro, muy lejano para mi. No lo sé.
Pero, si el autor es quién supongo, por otros relatos que conozco de él, concluyo mi juicio de lector, temerario y subjetivo y que Dios y el autor me perdonen: es alguien que no pone la arquitectura al servicio del relato, sino que suele poner la intención, el sentido, en la propia arquitectura (¿irrupción final de Clara?). Es una concepción musical del texto, que te puede echar en cara, como crítico, que un capítulo de una novela ocupe una página y el siguiente veintisiete. Es una forma de escribir en la que el texto, la frase, la expresión, es casi siempre fría. Nunca terminará un relato con un ¡Hijos de puta! (mi final de relato en Al Alba - II edición del concurso) ni dirá "una pointer preciosa". No porque las dos expresiones sean manidas, gastadas, sin fuerza. No, no lo hará nunca, ni aunque encuentre la metáfora más brillante que pueda sustituir a esa expresión manida. Porque su intención es o parece siempre tratar de envolver al lector con el diseño, para hacerle sentir agobio, sorpresa, fatalidad, sin que el lector se dé cuenta más que a costa de una relectura distanciada en busca del artificio ... Para hacerle sentir algo, sin que el lector pueda decir exactamente qué frase, qué escena, qué peripecia es la que le producido el sentimiento, porque será siempre el conjunto, la disposición de todo el texto, la que impactará al lector.
Bueno, el texto no me ha funcionado. Pero no lo puedo juzgar. No sé si falla él como autor o yo como lector.
Es lo opuesto de otro miembro del foro, todo expresividad verbal, simple, directa, pero con pegada suficiente, y que sólo se detiene en el diseño cuando cae -o le hacen caer- que lo que cuenta, tal como lo cuenta, no funciona porque debe narrarse en otro orden o punto de vista.
O de otro miembro que concibe el texto escrito sólo como una de las formas que puede tomar su historia.
En fin, cada uno es como es.
Te he leído atentamente y creo que no andas lejos de la verdad de ese relato R2. Priemro te copipego los comentarios que ya tenía hechos (he quitado los votos que le había dado para no saltarme otra norma más, aunque pudiera haberlos dejado porque yo acostumbro a comentar y votar a todos los relatos, en esta semana desde 17 a 1 votos). Bien así comenté COMENTARIOS: Sorprendente relato que comienza bien, engancha a lector y lo lleva de la mano todo el viaje hasta que al final lo suelta con una tal Clara que maldita la gracia y necesidad que el relato tiene de ella, ni siquiera para determinar el grado de injusticia de la obligada muerte de Ana, obligada por el guión de Toni, claro. Pues me ha fundido los plomos y no los voy a arreglar. Toni, Ana, el hijo, el marido, el sobrino y………. Clara Joder, pues bueno.
Este autor mete en el relato personajes que nada parecen tener que ver con el relato, como son el sobrino, Clara... Supongo que una persona que escribe así, o al final se le fueron las ideas o hay una intencionalidad escondida que no somos capaces de ver. Supongo que yo nos lo explicará. Por lo menos ya sabemos que ni tú ni yo somos los autores, creo |
Pues será que yo tampoco estoy en el mismo nivel que el autor como lectora, o que estaba atontada perdida, porque no lo entendí. Quiero decir, veo la intención, veo el tema, me gusta la expresión... pero no entendí el final del todo. Está claro que se me escapa algo. Pero un algo grande, no una nimiedad. Me ha pasado con este texto un parecido a lo que pasó con... el de Belisarius Shark y Médicos sin fronteras(este alzheimer prematuro...) que me enganchó, quería ver cómo terminaba... pero no acabé de pillarlo. Al final ambos me decepcionaron, pero no podría decir por qué. Y eso que los he releído. Es como "quiero que me guste, tiene todo para que me guste, pero no", no sé si me explico bien, Probablemente no, pero no sé cómo expresarlo de otra manera... |
Me alegro de no haber sido el único en quedarme perplejo con Ana y yo. La elipisis, la pugnetera elipsis. Todos los textos la tienen, hasta el manual de nuestra lavadora, porque si no, tendrían que empezar por describir el Universo, la Tierra, la época, la gramática y el propio lenguaje que utilizan. Vale, vale. Así es. Hay elipsis tan obvias, tan necesarias, que solo nos damos cuenta de ellas cuando alguien comete el error de rellenarlas. Pero ¿qué ocurre si alguien está tan encerrado en si mismo que da por supuesto lo que ninguno de sus lectores sabe? No sé si ese es el caso .... ¿O si pierde la perspectiva de cuánto puede omitir y se pasa cuatro pueblos? ¿O si disfruta más con lo que esconde que con lo que dice y monta trampas tan sofisticadas que no llegan a atrapar al lector, porque ni siquiera muerde el cebo? Me parece que son preguntas que sólo se responderían después de tomar juntos muchos cafés, cañas o alguna copa de más. ¿Y que pasaría si le pidiéramos al autor: venga, explícalo? No con la intención de juzgar el texto, sino para comprender qué ha pasado. |
Pues sí, debería debería. ¿Y si en realidad es el propio texto el cebo y la trampa la injusticia que supone su incomprensión tras la lectura, siendo la experiencia de leerlo el relato de una injusta insatisfacción sin sentido? Y de ser esto posible... ¿hay entre nosotros alguien tan maquiavélicamente retorcido? |
La elipisis, la pugnetera elipsis. Todos los textos la tienen, hasta el manual de nuestra lavadora, porque si no, tendrían que empezar por describir el Universo, la Tierra, la época, la gramática y el propio lenguaje que utilizan. Vale, vale. Así es. Hay elipsis tan obvias, tan necesarias, que solo nos damos cuenta de ellas cuando alguien comete el error de rellenarlas.
Pero ¿qué ocurre si alguien está tan encerrado en si mismo que da por supuesto lo que ninguno de sus lectores sabe? No sé si ese es el caso .... ¿O si pierde la perspectiva de cuánto puede omitir y se pasa cuatro pueblos? ¿O si disfruta más con lo que esconde que con lo que dice y monta trampas tan sofisticadas que no llegan a atrapar al lector, porque ni siquiera muerde el cebo?
Me parece que son preguntas que sólo se responderían después de tomar juntos muchos cafés, cañas o alguna copa de más.
¿Y que pasaría si le pidiéramos al autor: venga, explícalo? No con la intención de juzgar el texto, sino para comprender qué ha pasado.