Foro para escritores de Bubok

La empalagosa miel

            -¡Soy un romántico de la vida! –decía sin parar.
            Sin embargo ella odiaba aquella frase porque significaba que él no quería entender que ya no le quería, que las flores, los bombones y los regalos la molestaban, que los malos gestos eran que quería quedarse sola, que los dolores de cabeza nacían con sus continuas atenciones absurdas
            Decidió entonces ser la amante perfecta, la miel en persona, e interrumpirlo siempre para decirle que le quería apostando fuerte por una inundación persistente de carantoñas.
            Ayer recibió un correo electrónico en el que la dejaba. Ella no contestó siquiera.

Volveremos

¡Soy un romántico de la vida! Todos los días recuerdo que con una navaja escribimos sobre la corteza de un árbol: “Amanecer del veinte de julio de mil novecientos cuarenta. ¡Qué lugar tan bonito! Volveremos”. Pasó la adolescencia de pus, llegó la alegre y joven primavera, vivimos la madurez  del verano a tope, con el otoño se nos cayeron las hojas y ahora en invierno la nieve cubre nuestras cumbres. Un día de estos volveremos a ese lugar que pusimos de nombre “Eternidad” para no marcharnos de él nunca más.

Amores que matan

Soy un romántico de la vida, me dijo muy serio, mientras me entregaba un precioso ramo de rosas envueltas en papel de celofán, con un gran lazo también rosa.
Y además –añadió – para que veas que es cierto, tengo dos billetes para volar a Roma, como hicimos hace 10 años, cuando nos casamos. Para que luego te quejes de que no tengo detalles, ya ves que no he olvidado nuestro aniversario. ¿Me estás oyendo? ¿Me escuCHASSS? ¿ME ESTÁS ESCUCHAANNNDO? VEN AQUÍ TE DIGO, LUEGO DIRÁS QUE NO ME PROVOCAS.
Y ya no recuerdo nada más.

Fracaso

¡Soy un romántico de la vida! Lo sé. Recuerdo cuando llegué: tenía una ilusión desbordante, quería crecer, desarrollar mi trabajo observando cómo el fruto de mi compromiso se reflejaba en el devenir de la empresa…
Han pasado ya… ¿cuántos años? La empresa ha crecido, pero yo… soy… cada vez más pequeñito: ¡diminuto! Y mi esfuerzo sólo ha servido para dar salida a los surcos que adornan mi frente.

La puerta se abrió tras de mí y mi jefe entró en el baño.
-¡Pérez! No se ha marchado todavía, ¡bien! Cuando salga venga a mi despacho, necesito unos informes para ¡¡ya!!

Elsa

-¡Soy un romántico de la vida!
Contempló aquella frase, anotada en lo alto del papel. Llevaba horas tratando de escribir un micro relato con aquello. Y nada, no se le ocurría nada.
Dejó el bolígrafo y tomó el teléfono.
-Elsa, cariño, ¿te va bien si me paso un ratito a verte?
-Guai. Tráete cerveza, guapo.
Apagó la lámpara de la mesilla, se levantó y se puso la cazadora.
Pocas horas después, desnudos sobre la cama, se fumaban el típico cigarillo postcoital.
-¡A la mierda el concurso de micros!- se dijo. - ¡Soy un romántico de la vida, coño!

Me gustas cuando callas

“¡Soy un romántico de la vida!” dije. “Yo también, cabronazo” me susurró al oído como respuesta. Me cogió la mano y la deslizó por debajo de su chaqueta, extendida sobre sus piernas. Por la ventanilla del tren se veía pasar un paisaje cada vez más abrupto. “Lo importante son los sentimientos” insistí. Fue entonces cuando comprendí que se había quitado las bragas al ir al servicio. Mientras gemía suavemente la miré recitando para mí, con permiso de Neruda: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca”.

Una muerte con clase....

     Soy un romántico de la vida, ¿qué queréis que haga? Pienso que hasta para morirse hay que tener clase, así que me dije: ¡Qué diantre! esta ocasión se merece algo especial....

     La comitiva de seres decrépitos avanzaba en silencio bajo un cielo plomizo. Al frente, un edificio de ladrillos rojizos al que se accedía a través de una puerta de hierro. Una sola chimenea apuntalaba las nubes expulsando un hediondo olor a ¿carne quemada?
     -Vamos, vamos, a las duchas. Apestáis a muerto.
     Conforme avanzaban, la recién estrenada orquesta sinfónica de Dachau desgranaba con poco acierto una bonita melodía.

Autoconfesión

¡Soy un romántico de la vida!, dicen. No saben que mis formas de romántico son pura pose para conseguir mis fines en situaciones que requieren esa manera de ser. Si no fuera así, no hubiera llegado a ser de los mejores poetas de este siglo, no conseguiría conmover el alma de los verdaderos románticos. ¡Supe elegir bien mis lecturas e imitarlas! Pero ese secreto sólo lo sé yo, ni siquiera mi millonaria mujer debe darse cuenta de que tiene a un falso por marido que usó sus mañas para conquistarla. Por mi bien, debo seguir fingiendo.

Ramillete

¡Soy un romántico de la vida! El otro día comí un puñado de semillas de rosa y mi novia estuvo encantada con lo que cagué sobre su mano.

Excusas

- ¡Soy un romántico de la vida! ¿Qué le voy a hacer? ¡Necesito amor a mi alrededor, sentirme querido!
- ¡Te pedí una semana! ¡Una!
- ¡Me abandonaste!
- ¡Una semana... para pensar en lo nuestro! ¡¿Y te tiras a mi madre?! ¡¿Y tu excusa es que necesitas dar amor?! ¡Eres un cabrón!
- ¿Sirve de algo que te diga que me recuerda mucho a ti? –pregunta, con un hilillo de voz.

Me queda claro

-¡Soy un romántico de la vidaaaaaaa! ¿Es que no te das cuenta?
-Vale, Carlos, me queda claro. Pero sácate ya el plumero del culo.

Amor en las distancias cortas

¡Soy un romántico de la vida! Si quiere su paseo en la playa, ahí la llevo y, descalzos a la luz de la luna, le voy diciendo dulzuras al oído; si quiere música italiana de los setenta, ahí me tienes con Richard Cocciante en el coche a todas horas.

Ahora bien, hay momentos en que todo se decide: cuando se acerca al cajero automático, me arrimo a ella en ademán de besarla en el cuello y, al mirar de reojo su saldo, decido el tamaño de mi amor.

Despedida

¡Soy un romántico de la vida! Estoy enamorado de ella y de ti, es por eso que me cuesta decirte adiós, pero mi frágil mundo ha comenzado a derrumbarse sin remedio y sin que nadie pueda evitarlo. Me apago lentamente, las dudas me lastiman y me atenazan mientras crece un sentimiento de dolor y de impotencia, la nada se apodera de mí, tal vez por eso antes de irme necesito sumergirme en tu cálida luz. 

Se acabó lo que se daba. Son las 10 de la noche, y hay 14 relatos sobre el tapete.

En el post dedicado a los comentarios se irán publicando los recuentos de las votaciones.