Advertencia: lo siguiente es un copypaste de la entrada original de mi blog, y por tanto podría salir medio descuadrado. Para leer la entrada original: http://universodelta.dreamwidth.org/8335.html
Os voy a presentar mi crítica de la novela "La Larga Huída" ( http://www.bubok.es/libros/196476/La-larga-huida ) del autor Luis Tamsley (
http://tamsley.bubok.es/ ), que podría ser catalogada como del estilo "realismo sucio".
Esta
es una novela de marcado tinte autobiográfico, inspirándose claramente
el autor en los trabajos de Bukowski, a quien incluso cita en las
primeras páginas. He de empezar resaltando que a mí no me gusta
especialmente el estilo de este famoso autor, con lo cual a la hora de
valorar una novela como esta mi criterio para poner notas podría ser más
estricto que otros críticos más afines a esta corriente literaria en
particular.
ARGUMENTO (-/10)Decidí
no puntuar este aspecto en particular por una razón muy sencilla: dado
que esta es una obra autobiográfica, suena del todo absurdo, y nada
constructivo, el menester de ponerle nota a la vida del autor según
criterios novelescos. Sin embargo, sí que comentaré la trama desde el
punto de vista del lector, y lo cierto es que la valoración no es del
todo positiva. Cierto es que la vida es dura y el realismo sucio destaca
especialmente por NO presentar tramas al uso (o sea, con su
introducción-nudo-desenlace, sus problemas entrelazados que se van
resolviendo, sus protagonistas contra antagonistas, etc...) sino por
presentar narraciones cotidianas. La gracia de estas narraciones reside,
pues, y para entendernos, en tres características que luego
desmenuzaremos: que el protagonista pase las máximas penurias posibles,
las narre de la forma más atractiva, y por último les dé un sentido muy
personal, aprovechando el punto de vista en primera persona para
sumergirnos en su subjetividad particular.
Luis, con "La Larga
Huída", no cumple mucho la primera de las características (y me alegro;
¡no es cuestión que haga de su vida un infierno con tal de escribir una
mejor autobiografía!), y esto es así por varios motivos. Al iniciarse la
obra, sí que llega a ser palpable la sensación de desamparo, de
supervivencia; pensamos que cualquier cosa podría ocurrirle al
protagonista. Sin embargo, conforme avanza vamos comprobando que al fin y
al cabo es una persona que se las arregla bastante bien y la suerte
está de su parte. Incluso, en varios momentos, observamos cómo en medio
de su viaje llega a alojarse con unos familiares, lo cual rompe
definitivamente la sensación de aventura peligrosa. El lector quiere
sangre, el lector busca impactarse, y dado que el protagonista ni toma
drogas, ni se ve envuelto en palizas o asesinatos, ni es víctima de
ningún delincuente, ni es él mismo el delincuente, etc... el entusiasmo
decrece. La mayor parte de la problemática se centra en ir pasando de un
empleo basura a otro, cosa que hoy en día es cada vez más típica en la
vida de más personas.
En cuanto a la segunda de las
características, el atractivo de la narración, es sin duda el punto
fuerte de este libro. Luis es un autor sumamente ingenioso, cosa que se
demuestra con un estilo repleto de metáforas para describirlo
absolutamente todo, frases bastante inspiradas y que prácticamente nunca
se ven forzadas, al más puro estilo poeta urbano. Este estilo es lo que
nos permite recorrer las páginas de forma más amena, y hace que se
puedan compensar en cierto modo las carencias de la obra en otros
aspectos.
(Aviso de spoiler: el siguiente párrafo contiene detalles concretos del argumento)
Por
último, la tercera característica, la riqueza de la expresión personal
del protagonista, es uno de los aspectos más problemáticos de "La Larga
Huída". Y es que, aún cuando las carencias de la primera son
entendibles, justificables y pasables, no ocurre lo mismo con esta, dado
que sí que está completamente en las manos del autor. Básicamente, la
impresión que tuve durante la lectura fue de que Luis se mostraba
reticente a expresar plenamente sus sentimientos, lo cual hace un flaco
favor a su obra. Las preguntas acerca de las motivaciones del viaje, la
relación con sus familiares, o "¿por qué demonios estás huyendo?", nos
revolotean a lo largo de todo el libro, siendo respondidas sólo en parte
y de manera tan tangencial que acabamos la última página y aún no hemos
obtenido las respuestas que buscábamos. En este sentido, tenemos la
impresión de encontrarnos ante una narración de hechos con valoraciones
aquí y allá del protagonista, pero nunca realmente un relato escrito "de
dentro a fuera", algo que se podría haber mejorado con una propensión
más clara del autor a dar rienda suelta a su subjetividad y profundizar
más en la parte emocional de sí mismo. Para dar un ejemplo significativo
de esta necesidad, diré que fue después de leer el libro, al consultar
la sinopsis, cuando me enteré de que el protagonista SE ENAMORA, cuando
según lo que se ve en el libro parece simplemente que siente cierto
atractivo sexual por una mujer concreta. Además, y finalizando con este
apartado, una de las partes que menos me gustó fue cuando el
protagonista finalmente se reencuentra con sus padres, la cual es
narrada muy súbitamente, sin presentación alguna, pasando a describir
una discusión como si de un microrelato se tratara y sumergiéndonos muy
poco en la atmósfera que se vive en casa después del retorno o lo que
SIENTE el personaje cuando llama de nuevo a la puerta de su casa; lo que
podría convertirse fácilmente en el punto clímax del libro acaba siendo
un anticlímax.
AMBIENTACIÓN (7/10)Posiblemente
el punto más fuerte del libro, dado que nos involucramos directamente
en el estilo de vida del protagonista en cada uno de sus destinos. Si no
le pongo más nota es porque hay una cierta sensación de desequilibrio.
La parte de Las Vegas, por ejemplo, ofrece un nivel de detalle
significativamente mayor que las demás, con sus amplias descripciones,
las conversaciones con la casera, etc... mientras que hay otros destinos
cuyas descripciones, socialización y conversaciones se ciñen al entorno
laboral y poco más.
PERSONAJES (5/10)Sin duda
este es un aspecto mejorable de "La Larga Huída". Si me pidieran
describir en una palabra a los personajes de esta novela, aludiría a
términos como "pinceladas", "retazos", "sombras"... y es que así es
precisamente como procesamos mentalmente prácticamente cada una de las
personas con las que se encuentra el protagonista. Las descripciones de
personajes son muy limitadas o prácticamente no existen, y para este
caso las magníficas metáforas que emplea el autor no son del todo
adecuadas, ya que es la única valoración en claro que sacamos de un
personaje, y resulta tan simplificadora que acabamos por no concebir las
personalidades de manera clara. Resulta algo frustrante que aquellos
personajes con los que el protagonista pasa más tiempo (sus compañeros
de trabajo, por ejemplo), los percibamos muchas veces de manera muy
difusa, casi como un todo unificado, mientras que hay otros (como por
ejemplo, el coctelero jorobado), que, pese a no tener casi ninguna
relevancia en la historia, sí se nos forman claramente en la cabeza
porque el autor se ha molestado en describirlos al detalle. Para que
esta novela fuera perfecta en cuanto a personajes, todas y cada una de
las figuras relevantes deberían llegar al menos al nivel de descripción
de dicho coctelero (Mariana, la prima, el amigo friegaplatos...), ya que
se da la paradoja de que precisamente los personajes más relevantes son
los más pobremente descritos. De la prima, por ejemplo, lo único que
saqué en claro es que va apuntarse a un grupo de duelo, información que
se repite casi con insistencia (pero ni siquiera sabemos si es muy
religiosa o qué).
RITMO / DURACIÓN (7/10)Aquí
tendríamos que dejar constancia de que, aunque el ritmo a priori parece
un aspecto mejorable de la novela (se hace algo larga), este se trata de
un caso complicado, al ser una novela autobiográfica. Por ejemplo, a
estas alturas de la crítica queda bastante claro que según mi impresión
los factores a mejorar aumentarían inevitablemente la longitud de la
obra (describir mejor los personajes, elaborar una ambientación tan
cuidada como la de Las Vegas para cada uno de los destinos, profundizar
más en las motivaciones, el pasado y los sentimientos del protagonista),
pero entonces estaríamos hablando de un tochaco de tamaño infumable.
Parte de la solución podría estar, pues, en describir menos viaje pero
hacerlo con más detalle. Y ciertamente, algo que me chirrió de esta obra
en cuanto al ritmo se refiere fue que el protagonista vuelve por fin a
España pero... las cosas no acaban ahí, sino que se nos desciben todavía
varias peripecias laborales en su país de origen. Aún admitiendo que
tales peripecias son quizás de las más interesantes de leer (el mundo de
los comerciales es sin duda interesante), la sensación de que la
historia continue de esa manera cuando se supone que tendría que
finalizar es sumamente extraña (al fin y al cabo, ya no hay más "larga
huída"), como si un cuento de hadas no finalizara con el típico "y
fueron felices y comieron perdices", si no tras un ameno festín de
perdices de los enamorados en que se ponen a dialogar de esto y de lo
otro para finalmente mostrar la palabra "fin". Eso sí, quizá contribuye a
compensar esto la sensación de "loop", de bucle, que nos da llegar al
final de la novela, momento en que precisamente el protagonista decide
escribir su historia; de esta manera, en cierta manera, el concepto de
final se diluye, pues el libro acaba donde empieza y empieza donde
acaba, siendo un factor bastante original.
PRESENTACIÓN (3/10)Bueno...
hemos llegado al que es sin duda el peor punto de todo el libro. Y es
que hay que ser francos: se nota que el autor no se molestó lo
suficiente en revisar exhaustivamente su obra antes de publicarla, lo
cual es bastante reprochable. Por su estilo, se nota que "La Larga
Huída" fue escrita de forma ágil, pero esto tiene el peligro de que
también puede implicar precipitación, y de hecho es la impresión que nos
da en muchos aspectos. Por ejemplo, la total ausencia de guiones o
comillas en los diálogos de los personajes, que se funden por entero con
la narración y nos crean una innecesaria confusión perpetua que sólo se
atenúa cuando, tras decenas y decenas de páginas, logramos en cierta
manera acostumbrarnos a procesarlas correctamente, algo que recuerda a
cuando, en la escritura primitiva, no existían todavía los espacios
entre palabras pero los antiguos estaban acostumbrados a la tediosa
tarea de separarlas mentalmente antes de procesarlas dentro de una
frase. Por otra parte, aunque en la obra errores recurrentes como
podrían ser palabras mal escritas, mal uso de adjetivos o cosas así
están ausentes, sí son frecuentes errores típicos de la precipitación, o
sea, algunas frases con inconcordancias de sexo o número, palabras o
expresiones repetidas consecutivamente, e incluso he podido detectar
varios gazapos conceptuales (por ejemplo, en la página 84 un subordinado
del jefe de camareros se comunica tranquilamente con su jefe llamándolo
por el mote despectivo que el propio protagonista usa en la narración).
Finalizando
con este apartado, cabe también mencionar el pobrísimo aspecto de la
edición física del libro, aunque esto último es cierto que probablemente
no sea objeto de discusión en el caso de haber recibido una copia
distinta a la que está a la venta. Sin embargo, en caso de que
efectivamente la copia que ha pasado por mis manos sea la misma que se
presenta al público, no puedo acabar este apartado sin mencionar lo mal
que queda que el libro carezca completamente no sólo de lomo, si no de
contraportada. Con carecer no me refiero ni siquiera a que sean
minimalistas, no: me refiero a que son puro papel en blanco (ni muestra
el título en el lomo ni la sinopsis en la contraportada: no hay nada),
que estropea en cierto modo el sentido de tener un libro físico versus
tenerlo digital.
NOTA GLOBAL (no necesariamente una media de las anteriores): (6/10)"La
Larga Huída" es una obra que bien podría definirse como una joya que
sin embargo no está del todo pulida. El magnífico estilo de su autor,
realmente inspirado y difícilmente imitable, nos conduce a través de una
autobiografía que, aún presentando bastantes carencias y cierta
sensación de precipitación, será muy del agrado de cualquier adepto al
género del realismo sucio y el estilo de autores como Bukowski.