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idelosan
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Crítica de "La Larga Huída", de Luis Tamsley

17 de Julio de 2012 a las 23:54
Advertencia: lo siguiente es un copypaste de la entrada original de mi blog, y por tanto podría salir medio descuadrado. Para leer la entrada original: http://universodelta.dreamwidth.org/8335.html

Os voy a presentar mi crítica de la novela "La Larga Huída" ( http://www.bubok.es/libros/196476/La-larga-huida ) del autor Luis Tamsley ( http://tamsley.bubok.es/ ), que podría ser catalogada como del estilo "realismo sucio".

Bubok

Esta es una novela de marcado tinte autobiográfico, inspirándose claramente el autor en los trabajos de Bukowski, a quien incluso cita en las primeras páginas. He de empezar resaltando que a mí no me gusta especialmente el estilo de este famoso autor, con lo cual a la hora de valorar una novela como esta mi criterio para poner notas podría ser más estricto que otros críticos más afines a esta corriente literaria en particular.


ARGUMENTO (-/10)

Decidí no puntuar este aspecto en particular por una razón muy sencilla: dado que esta es una obra autobiográfica, suena del todo absurdo, y nada constructivo, el menester de ponerle nota a la vida del autor según criterios novelescos. Sin embargo, sí que comentaré la trama desde el punto de vista del lector, y lo cierto es que la valoración no es del todo positiva. Cierto es que la vida es dura y el realismo sucio destaca especialmente por NO presentar tramas al uso (o sea, con su introducción-nudo-desenlace, sus problemas entrelazados que se van resolviendo, sus protagonistas contra antagonistas, etc...) sino por presentar narraciones cotidianas. La gracia de estas narraciones reside, pues, y para entendernos, en tres características que luego desmenuzaremos: que el protagonista pase las máximas penurias posibles, las narre de la forma más atractiva, y por último les dé un sentido muy personal, aprovechando el punto de vista en primera persona para sumergirnos en su subjetividad particular.

Luis, con "La Larga Huída", no cumple mucho la primera de las características (y me alegro; ¡no es cuestión que haga de su vida un infierno con tal de escribir una mejor autobiografía!), y esto es así por varios motivos. Al iniciarse la obra, sí que llega a ser palpable la sensación de desamparo, de supervivencia; pensamos que cualquier cosa podría ocurrirle al protagonista. Sin embargo, conforme avanza vamos comprobando que al fin y al cabo es una persona que se las arregla bastante bien y la suerte está de su parte. Incluso, en varios momentos, observamos cómo en medio de su viaje llega a alojarse con unos familiares, lo cual rompe definitivamente la sensación de aventura peligrosa. El lector quiere sangre, el lector busca impactarse, y dado que el protagonista ni toma drogas, ni se ve envuelto en palizas o asesinatos, ni es víctima de ningún delincuente, ni es él mismo el delincuente, etc... el entusiasmo decrece. La mayor parte de la problemática se centra en ir pasando de un empleo basura a otro, cosa que hoy en día es cada vez más típica en la vida de más personas.

En cuanto a la segunda de las características, el atractivo de la narración, es sin duda el punto fuerte de este libro. Luis es un autor sumamente ingenioso, cosa que se demuestra con un estilo repleto de metáforas para describirlo absolutamente todo, frases bastante inspiradas y que prácticamente nunca se ven forzadas, al más puro estilo poeta urbano. Este estilo es lo que nos permite recorrer las páginas de forma más amena, y hace que se puedan compensar en cierto modo las carencias de la obra en otros aspectos.

(Aviso de spoiler: el siguiente párrafo contiene detalles concretos del argumento)

Por último, la tercera característica, la riqueza de la expresión personal del protagonista, es uno de los aspectos más problemáticos de "La Larga Huída". Y es que, aún cuando las carencias de la primera son entendibles, justificables y pasables, no ocurre lo mismo con esta, dado que sí que está completamente en las manos del autor. Básicamente, la impresión que tuve durante la lectura fue de que Luis se mostraba reticente a expresar plenamente sus sentimientos, lo cual hace un flaco favor a su obra. Las preguntas acerca de las motivaciones del viaje, la relación con sus familiares, o "¿por qué demonios estás huyendo?", nos revolotean a lo largo de todo el libro, siendo respondidas sólo en parte y de manera tan tangencial que acabamos la última página y aún no hemos obtenido las respuestas que buscábamos. En este sentido, tenemos la impresión de encontrarnos ante una narración de hechos con valoraciones aquí y allá del protagonista, pero nunca realmente un relato escrito "de dentro a fuera", algo que se podría haber mejorado con una propensión más clara del autor a dar rienda suelta a su subjetividad y profundizar más en la parte emocional de sí mismo. Para dar un ejemplo significativo de esta necesidad, diré que fue después de leer el libro, al consultar la sinopsis, cuando me enteré de que el protagonista SE ENAMORA, cuando según lo que se ve en el libro parece simplemente que siente cierto atractivo sexual por una mujer concreta. Además, y finalizando con este apartado, una de las partes que menos me gustó fue cuando el protagonista finalmente se reencuentra con sus padres, la cual es narrada muy súbitamente, sin presentación alguna, pasando a describir una discusión como si de un microrelato se tratara y sumergiéndonos muy poco en la atmósfera que se vive en casa después del retorno o lo que SIENTE el personaje cuando llama de nuevo a la puerta de su casa; lo que podría convertirse fácilmente en el punto clímax del libro acaba siendo un anticlímax.


AMBIENTACIÓN (7/10)

Posiblemente el punto más fuerte del libro, dado que nos involucramos directamente en el estilo de vida del protagonista en cada uno de sus destinos. Si no le pongo más nota es porque hay una cierta sensación de desequilibrio. La parte de Las Vegas, por ejemplo, ofrece un nivel de detalle significativamente mayor que las demás, con sus amplias descripciones, las conversaciones con la casera, etc... mientras que hay otros destinos cuyas descripciones, socialización y conversaciones se ciñen al entorno laboral y poco más.

PERSONAJES (5/10)

Sin duda este es un aspecto mejorable de "La Larga Huída". Si me pidieran describir en una palabra a los personajes de esta novela, aludiría a términos como "pinceladas", "retazos", "sombras"... y es que así es precisamente como procesamos mentalmente prácticamente cada una de las personas con las que se encuentra el protagonista. Las descripciones de personajes son muy limitadas o prácticamente no existen, y para este caso las magníficas metáforas que emplea el autor no son del todo adecuadas, ya que es la única valoración en claro que sacamos de un personaje, y resulta tan simplificadora que acabamos por no concebir las personalidades de manera clara. Resulta algo frustrante que aquellos personajes con los que el protagonista pasa más tiempo (sus compañeros de trabajo, por ejemplo), los percibamos muchas veces de manera muy difusa, casi como un todo unificado, mientras que hay otros (como por ejemplo, el coctelero jorobado), que, pese a no tener casi ninguna relevancia en la historia, sí se nos forman claramente en la cabeza porque el autor se ha molestado en describirlos al detalle. Para que esta novela fuera perfecta en cuanto a personajes, todas y cada una de las figuras relevantes deberían llegar al menos al nivel de descripción de dicho coctelero (Mariana, la prima, el amigo friegaplatos...), ya que se da la paradoja de que precisamente los personajes más relevantes son los más pobremente descritos. De la prima, por ejemplo, lo único que saqué en claro es que va apuntarse a un grupo de duelo, información que se repite casi con insistencia (pero ni siquiera sabemos si es muy religiosa o qué).

RITMO / DURACIÓN (7/10)

Aquí tendríamos que dejar constancia de que, aunque el ritmo a priori parece un aspecto mejorable de la novela (se hace algo larga), este se trata de un caso complicado, al ser una novela autobiográfica. Por ejemplo, a estas alturas de la crítica queda bastante claro que según mi impresión los factores a mejorar aumentarían inevitablemente la longitud de la obra (describir mejor los personajes, elaborar una ambientación tan cuidada como la de Las Vegas para cada uno de los destinos, profundizar más en las motivaciones, el pasado y los sentimientos del protagonista), pero entonces estaríamos hablando de un tochaco de tamaño infumable. Parte de la solución podría estar, pues, en describir menos viaje pero hacerlo con más detalle. Y ciertamente, algo que me chirrió de esta obra en cuanto al ritmo se refiere fue que el protagonista vuelve por fin a España pero... las cosas no acaban ahí, sino que se nos desciben todavía varias peripecias laborales en su país de origen. Aún admitiendo que tales peripecias son quizás de las más interesantes de leer (el mundo de los comerciales es sin duda interesante), la sensación de que la historia continue de esa manera cuando se supone que tendría que finalizar es sumamente extraña (al fin y al cabo, ya no hay más "larga huída"), como si un cuento de hadas no finalizara con el típico "y fueron felices y comieron perdices", si no tras un ameno festín de perdices de los enamorados en que se ponen a dialogar de esto y de lo otro para finalmente mostrar la palabra "fin". Eso sí, quizá contribuye a compensar esto la sensación de "loop", de bucle, que nos da llegar al final de la novela, momento en que precisamente el protagonista decide escribir su historia; de esta manera, en cierta manera, el concepto de final se diluye, pues el libro acaba donde empieza y empieza donde acaba, siendo un factor bastante original.

PRESENTACIÓN (3/10)

Bueno... hemos llegado al que es sin duda el peor punto de todo el libro. Y es que hay que ser francos: se nota que el autor no se molestó lo suficiente en revisar exhaustivamente su obra antes de publicarla, lo cual es bastante reprochable. Por su estilo, se nota que "La Larga Huída" fue escrita de forma ágil, pero esto tiene el peligro de que también puede implicar precipitación, y de hecho es la impresión que nos da en muchos aspectos. Por ejemplo, la total ausencia de guiones o comillas en los diálogos de los personajes, que se funden por entero con la narración y nos crean una innecesaria confusión perpetua que sólo se atenúa cuando, tras decenas y decenas de páginas, logramos en cierta manera acostumbrarnos a procesarlas correctamente, algo que recuerda a cuando, en la escritura primitiva, no existían todavía los espacios entre palabras pero los antiguos estaban acostumbrados a la tediosa tarea de separarlas mentalmente antes de procesarlas dentro de una frase. Por otra parte, aunque en la obra errores recurrentes como podrían ser palabras mal escritas, mal uso de adjetivos o cosas así están ausentes, sí son frecuentes errores típicos de la precipitación, o sea, algunas frases con inconcordancias de sexo o número, palabras o expresiones repetidas consecutivamente, e incluso he podido detectar varios gazapos conceptuales (por ejemplo, en la página 84 un subordinado del jefe de camareros se comunica tranquilamente con su jefe llamándolo por el mote despectivo que el propio protagonista usa en la narración).

Finalizando con este apartado, cabe también mencionar el pobrísimo aspecto de la edición física del libro, aunque esto último es cierto que probablemente no sea objeto de discusión en el caso de haber recibido una copia distinta a la que está a la venta. Sin embargo, en caso de que efectivamente la copia que ha pasado por mis manos sea la misma que se presenta al público, no puedo acabar este apartado sin mencionar lo mal que queda que el libro carezca completamente no sólo de lomo, si no de contraportada. Con carecer no me refiero ni siquiera a que sean minimalistas, no: me refiero a que son puro papel en blanco (ni muestra el título en el lomo ni la sinopsis en la contraportada: no hay nada), que estropea en cierto modo el sentido de tener un libro físico versus tenerlo digital.


NOTA GLOBAL (no necesariamente una media de las anteriores): (6/10)

"La Larga Huída" es una obra que bien podría definirse como una joya que sin embargo no está del todo pulida. El magnífico estilo de su autor, realmente inspirado y difícilmente imitable, nos conduce a través de una autobiografía que, aún presentando bastantes carencias y cierta sensación de precipitación, será muy del agrado de cualquier adepto al género del realismo sucio y el estilo de autores como Bukowski.