Ahora que estamos solos

"Ahora que estamos solos" es una obra que redime el código del placer y lo rescata a los tabúes que cercenan los instintos.  

 De las cosas de la piel en ese libro se trata, desnuda y sin disfraces, expuesta e inocente, efímera y esencial, más allá de las estrategias que la consciencia elabora para acallar la voz de la libido.

 De fraguar silencios y palabras en la carne donde todos los ecos se sepultan; de inaugurar el júbilo del tacto, de la visión y del olfato; de aceptar con humana contingencia las impudicias del cuerpo y los desórdenes del alma; de vislumbrar la infinitud de combinaciones de prismas en el caleidoscopio de la sensibilidad.    

Justi Zapico, en su mejor forma literaria, puebla nuestra mirada con un ejército de ángeles subversivos, demonios gentiles e inquietos duendes, que no se muestran, sino que se presienten en los arrebatos del corazón en cuanto sede de los afectos y en los de la piel en cuanto territorio de los instintos.

 Cincelados en esmeradas esculturas los personajes discurren las historias en un desfile de presagios y consecuencias, enhebrados en vívidas tramas que nos entregan las claves del enigma de nuestra humanidad clausurada en la sangre de sus venas.

 De vivir las urgencias de la carne -y no sólo sobrevivir a ellas- vehemente y humano, allende las condenas: de eso se trata en "Ahora que estamos solos".