Un prócer de su época: Emilio Portabella Barrera

Emilio Portabella Barrera fue un empresario católico de pura cepa. A los 30 años de edad se hizo cargo de la empresa que había levantado su padre, y la transformó en una moderna Hilatura de algodón. Pero, dieciséis años más tarde, en 1919, fue cuando se le presentó la ocasión de hacerse con «la Grober» de Gerona, propiedad de unos italianos que querían venderla para regresar a su país. Su visión empresarial, su intuición y su valentía, le llevaron a tomar la decisión de introducirse en un mundo totalmente desconocido para él, como era el de las cintas, cordones, trenzas y botones. En pocos años, situó la empresa recién adquirida al más alto nivel internacional, de forma que sus productos se vendían en toda Europa, Sudamérica, Turquía, Australia y países de la Commonwelth.
El hecho de que en 1939 un incendio destruyera la fábrica de Gerona no le amilanó y, en pocos meses, volvió a levantarla para hacerse de nuevo con el mercado español.
Emilio Portabella Barrera murió en 1946 a los 73 años. Para él, la empresa no debe ser únicamente un agente generador de riqueza y trabajo, sino también de bienestar para sus obreros y familias.