Proyecto de Dios

Durante su último año de secundaria Luciano tiene como profesor a Eduardo, un joven sacerdote progresista y liberal que antes de ser cura había sido activista, luchador social y cantante en un grupo musical. Eduardo se convierte en un amigo más de sus alumnos, intenta inculcarles valores que van más allá de los meramente religiosos, fomentar en ellos el espíritu crítico, promover la igualdad entre las personas: ser unos Hombres para los Demás. Luciano y sus compañeros protestan contra una minera extranjera, tienen sus primeros contactos con las chicas y el alcohol, son testigos de un affaire ilícito, despiertan al sexo. En la universidad, Luciano conoce al capellán mayor de la Universidad: un sacerdote de la clase alta de la capital, muy culto, educado y carismático, pero a la vez muy formal y conservador. Don Vicente se acerca a Luciano a pedido del padre de este, que cree, con temor, que su hijo va por el mal camino al descubrir que, borracho después de un día de playa, había intentado forzar a la cocinera de la casa a tener relaciones con él. A través de una estricta dirección espiritual (clases de Teología y Confesiones quincenales), don Vicente intenta motivarlo a vivir de acuerdo con los preceptos de Dios. En esta parte Luciano conoce a Altagracia y comienzan sus primeros escarceos con el amor, el deseo, los celos y la venganza. Al descubrir accidentalmente que don Vicente encubría a un sacerdote pedófilo, Luciano se siente engañado y rompe con el cura. En la tercera y última parte de la novela vemos a los protagonistas veinticinco años después. La vida ha llevado a cada uno por diferente camino y con distinta suerte…