DOS DÍAS Y UN SUEÑO ATROZ

La novela trata sobre el recorrido que hace la profesora Jazmín Consuelo Pérez junto a su anciano padre, hacia la localidad de Fundición, jurisdicción de la provincia de Saucobamba, en las inmediaciones de la Cordillera Occidental de los Andes, en Perú, Región de Huancavelica. Inmediatamente después de tomar la plaza de maestra de primaria, hacen el primer tramo del viaje hacia Llactas. Allí pasan la noche, y al amanecer, acompañados por Ceferino Cevallos, comunero de Fundición que los encuentra, parten a pie. Pronto el camino se hace hostil. Tienen que salvar quebradas profundas y ascender laderas empinadas. Cruzan un río caudaloso donde casi estuvieron a punto de morir, y cuando llegan a Chalma en medio de un desolado paraje, la neblina se hace intensa. Atardece, y al darse cuenta de pronto, ya no están viajando, sino escapando para sobrevivir. Se encuentran como en una visión con una ciudadela de enanitos, para seguir caminando tal en un paisaje lunar, hasta Fundición. Una vez en el lugar, descubren que la escuela es un edificio en ruinas, y no existe tal poblado como imaginaban. Los seres que lo ocupan son más bien semejantes a apariciones, con conductas extravagantes. Duermen allí, y al amanecer retornan para renunciar, por un camino contrario en dirección a Huáchac. El descenso dura todo el día, y llegan a Huáchac, donde toman un carro que les devuelve hasta Tambo y después a Saucombamba. Encuentran cobijo en la misma habitación, y arriban a la conclusión que el viaje no ocurrió sino que solo fue un sueño de dos días, aterrador, del cual acaban de despertar.