Guadalquivir Por Dentro…
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Y es que lo intento pero me es imposible. Dar media vuelta en la senda y seguir la vuestra, soltar el pincel y tomar la pluma. No soy capaz de desandar los pasos y girar la vista al abismo. No tengo fuerzas para un nuevo amanecer en el infierno, sí en mi cielo. No quiero llagas en el corazón, sí en mi cuerpo. No quiero mundos de mentira ni fichar en la salida, no quiero la hora del café, ni guardar cola en la panadería. Yo quiero levantarme el primero y acostarme el último, con mis piedras, con mis versos, con el viento de fondo y una manta por encima. Necesito no necesitar nada, gritar y escuchar el eco, poder decir todo, aunque nadie escuche. No necesito callar tanto y tapar la boca, no necesito quererlo todo y parecer triste. Que se quiten los hábiles, que huyan los héroes, los bien hablados y los graciosos. Que se pongan los sencillos, los humildes, los que juegan a nobleza conjugando honor y sonrisas. Prefiero arrepentirme y ser descuidado, matar que morir herido, romper que tener estilo. No quiero rimas que dicen poco, letras que desaparecen. Prefiero fuerza en los silencios, una coma a destiempo que signifique, un lamento a ver pasar el tiempo. Prefiero gotas de agua auténticas que océanos educados, que me cuentes a quien has amado, no lo que has sido ni andas siendo. Codicio lo tierno de lo humano, quedarnos sin habernos ido, ser justos con el de al lado, invencibles, temerarios, insolentes con el destino. Aspiro a irme sin dejar nada, respirar los segundos sin contar los días, juntar los años con los siglos. Elijo ser remero con viento en contra que almirante de orillas y vacíos. Elijo ser el último y ser vencido, morar la vergüenza a no llegar nunca, a quedar en el camino y gestar la derrota. Espero al atrevido y al inquieto, al desalmado que le dicen ser vano, al tullido de amores, al cansado de haber sentido, al colmado, al acorralado, al suspiro del mendigo, al aliento del arruinado. Espero en mi puerta las brujas de los cuentos, los lobos feroces y los coyotes que se esconden. No me traigan historias de cenicienta, princesas hasta las doce ni la magia de Aladino. Yo prefiero una noche con los ladrones trovando de madrugada, beber los momentos con los malos a parecer bueno yaciendo malvado. Prefiero jurar intentos al talento, dar mil saltos a tocar el cielo. Yo sólo quiero ser yo y encontrarme, ser Mayo y reencontrarte, cerrar los ojos y relatar de cero. Sólo dime, digno río, sólo dime cómo puedo…