ACTIVIDAD FÍSICA Y PARKINSON

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa descubierta por James Parkinson en 1817, que se caracteriza por la pérdida progresiva de las neuronas dopaminérgicas. Su etiología es desconocida y su diagnóstico es clínico.

Las dos principales líneas de tratamiento son la farmacoterapia y la cirugía. En la actualidad la terapia física está tomando fuerza como terapia complementaria.

Objetivos: el objetivo del presente trabajo es conocer la influencia que tiene la actividad física en la evolución de la enfermedad de Parkinson.

Material y métodos: se realizó una búsqueda bibliográfica en  bases de datos como: pubmed, Cochrane library, Tripdatabase, Elsierver instituciones, Medline…También se contactó con asociaciones de Parkinson para obtener datos más actualizados sobre la enfermedad.

Resultados: se incluyeron 9 artículos (4 eran revisiones sistemáticas, 4 ensayos clínicos aleatorizados y 1 estudio cuasialeatorio) según los criterios de inclusión. De los cuales 5 muestran los efectos beneficiosos de la terapia a corto plazo, 2 los efectos de la terapia a largo plazo y otros 2 de programas en el hogar.

Destacar la existencia de poca bibliografía a cerca de las terapias en el hogar y de estudios a largo plazo.

Conclusiones: la actividad física tiene efectos beneficiosos para la enfermedad de Parkinson a corto plazo y  largo plazo, aunque sobre este último hacen falta más evidencias.

La terapia llevada a cabo en el hogar es factible y tiene efectos beneficiosos para los sujetos con EP aunque en menor medida que el llevado a cabo en los centros especializados.

 

Respecto a la técnica más apropiada, no se puede determinar una en concreto debido a la diversidad de variables que se usan en los ensayos.