Identidad, o la importancia de ser uno mismo

Identidad es una novela sobre la estupidez humana. La mía y la de cualquiera que se empeñe constantemente en conquistar un mañana mejor. Una estupidez en el sentido de hacer de nuestra vida una constante utopía que nos mantiene siempre en una nube, en la búsqueda perpetua de unos sueños, en muchas ocasiones irrealizables o imposibles. En vez de bajar a la tierra e intentar vivir el presente, de mejorar nuestra existencia, la de las personas que nos rodean, haciéndola más soportable.

Identidad es una reflexión sobre nuestra forma de enfrentarnos a la vida, sobre nuestra forma de afrontar nuestras relaciones, sobre nuestro miedo al fracaso, sobre nuestro afán de ser felices, sobre nuestro ímpetu por llevar la existencia hasta límites insospechados, sobre nuestro sueño de convertirnos, de la noche a la mañana, en otra persona más afortunada, distinta, más guapa, con mejor cuerpo, más inteligente, más reconocida... En vez de mirarnos en un espejo y reflexionar sobre lo que poseemos, lo que valemos, lo que somos capaces de conseguir, lo que podemos aportar a los demás.

Los seres humanos vivimos en un permanente sueño, en una fantasía, y perdemos la conciencia de nuestra realidad que se sigue desarrollando día a día, al margen de nosotros. Cuando nos damos cuenta de esto, nos percatamos del tiempo que hemos malogrado en intentar vivir otra vida, un tiempo que nos dieron cuando comenzó la partido, del todo irrecuperable en el presente.
Identidad es una ficción, en clave de comedia negra, un dibujo sobre las fantasías que genera nuestra mente. Pero una ficción a fin de cuentas pertenece a una novela, es literatura y, por lo tanto, no puede formar parte de nuestra vida real.

¿Qué tiene que ver Sevilla en todo esto?.... Sevilla tiene un color especial.