Todos los juguetes rotos

El matrimonio de Álvaro se había roto, el hogar que logró construir con tanto esfuerzo e ilusión se había derrumbado y había dejado su trabajo como profesor de historia en un instituto.

Álvaro deja Salamanca para aterrizar en la isla de Gran Canaria, donde le esperan las únicas personas que le quedan; su hermano Guille, su cuñada y sus dos pequeños sobrinos. Intentará retomar su vida bajo el suave sol y los paisajes marítimos, cuando un día por casualidad conoce a José Noriega, un ex combatiente de la división azul, un anciano que a pesar de estar en las antipodas ideologicas del propio Álvaro es un trozo de historia viva con una vida llena de aventuras y con el cual establecerá una curoiosa amistad.

Pero en mitad del replanteamiento sobre su vida y la fascinación por José Noriega aparece una chica dulce y llena de vitalidad, quizá, para cambiar su vida para siempre.