NO DEJES CAER EN MÍ A LA SOLEDAD

Querido lector, el presente libro contiene en sus líneas, la parte dos de la obra, MARÍA, ésta segunda parte se titula, NO DEJES CAER EN MÍ A LA SOLEDAD. Espero que sea de tu agrado y que esta historia te deje un mensaje positivo.

En los inicios del año de 1976, Chavita abandonó la ciudad después del trágico fallecimiento de la hija de su madre adoptiva y se fue al campo, a un pequeño terreno que su difunta madre le heredó. Migró hacia ese lejano caserío, con el dolor de la indiferencia de María.

Chavita decidió trabajar y prepararse materialmente mientras continuaba esperando el milagro de unirse a María, con quien soñaba casarse y tener algo que ofrecerle.

Mientras que, lejos de María, Chavita, con apenas sexto grado, trabajaba en la agricultura, María estudiaba una carrera médica en la ciudad.

Ese año, el joven campesino tuvo un accidente que lo dejó paralítico. Finalmente, María, después de reencontrarse con él, se unió en matrimonio estando él en silla de ruedas, y tuvieron a su primera hija, María Guadalupe.

Pero cuando la niña cumplió dos años, la doctora Aisha se lo llevó a Irlanda del Norte, para someterlo a tratamientos que le generaran esperanzas de volver a caminar algún día. Allá, Chavita se quedó a trabajar desde su triste silla de ruedas, y regresó años después, justamente cuando su hija primogénita cumplió nueve años.

A su llegada devuelta al puerto, Chavita y María, tuvieron a su segundo hijo, a quien bautizaron con el nombre de, Nachito.

María, mientras tanto, luchaba, no únicamente por su carrera médica, sus hijos y un esposo enfermo, sino también, por la compleja tarea de rescatar a su hermano del tenebroso mundo del alcohol.

Recordarás, estimado lector, si la leíste la obra MARÍA, que Richar, el difunto padre biológico del hermano de María, era un hombre alcohólico, y su hijo, desafortunadamente, heredó ese vicio que a María le trajo duros momentos.