Antes que nada, me gustaría agradecerle el hecho de haber llegado hasta aquí y el interés por querer conocerme, y por compartir este rincón particular de mi vida y de mis inquietudes, que hoy quiero abrir a todos con el objetivo de dar a conocer aspectos de la cultura más honda y de las tradiciones más íntimas de mi tierra, de mi pueblo.
Soy del pueblo, y soy pueblo. Y quiero compartir con el mundo vivencias y añoranzas de pueblo. Compartir recuerdos de alegrías y sufrimientos, y caminar juntos por un presente difícil y complicado, que a veces se nos hace muy cuesta arriba, pero que estoy seguro que entre todos seremos capaces de llegar a ese mundo mejor que anhelamos y deseamos.
Para ello, según mi propia experiencia, es indispensable no venirse abajo en momentos de debilidad, saber "lidiar" de la mejor manera al imprevisible toro del destino, echarle a la vida el suficiente coraje y el valor adecuado y, sobre todo, tener siempre el corazón abierto a la paz, a la solidaridad, y al amor. Propongo dos magníficas compañeras de viaje, que sin duda nos ayudarán a caminar y nos harán lo difícil más fácil: una gran carga de ilusión y una dosis repleta de esperanza.
Esperanza e ilusión. Ese soy yo. El niño que cargó sus alforjas de sueños y fantasías y se fue haciendo mayor sin darse cuenta, sembrando siempre en los diversos senderos de la vida, intentando que la semilla diera buenos frutos. A veces impaciente, porque la cosecha tardaba en llegar.
Soñador de ilusiones. Romántico de palabras. Bohemio de la noche. Amante de la poesía. Esperpéntico del placer. Amigo del sufrimiento. Compañero de la luna. Poeta de las Estrellas. Enamorado de la vida. Ebrio de amor. Y loco por mi tierra, por mi pueblo.
Gracias por la visita. Un amigo.
Francisco José Pavón Arellano