Para Johan Nieuhof esta conjunción de situaciones le sirvió para nutrir sus dos pasiones: una habilidad natural para el dibujo, heredada de quién sabe qué ancestro artista y para satisfacer su inmensa curiosidad por conocer los mundos aún poco explorados de donde provenían las riquezas ahora acumuladas en las bodegas de los canales de Amsterdam.
Carel Fabritius, un discípulo de Rembrandt que habrá de invertir el principio interpretativo del claroscuro de su maestro para proponer fondos claros que anunciarán la llegada del impresionismo años más tarde, será quien introduce a Johan en las técnicas de dibujo y pintura que utilizará el explorador para dar vida a sus libros.
La personalidad introvertida de Johan contrastaba con el gran entusiasmo que radiaba cuando gracias a