La Fibrosis Quística (FQ) es una enfermedad crónica que representa un grave problema de salud actualmente en nuestra sociedad. En la mayoría de las poblaciones europeas, afecta aproximadamente a 1 de cada 2.500 recién nacidos. Consiste en una alteración genética que afecta a las zonas del cuerpo que producen secreciones, dando lugar a un espesamiento y la consiguiente obstrucción de los canales que trasportan dichas secreciones, produciendo infecciones e inflamaciones que destruyen zonas del pulmón, hígado, páncreas y sistema reproductor principalmente, causando discapacidad progresiva y muerte prematura.
El rechazo o aislamiento que puede provocar la FQ se intenta prevenir con el apoyo de toda la unidad familiar, creando y fomentando la autonomía personal para favorecer su desarrollo, autoestima y seguridad, evitando la excesiva protección. Involucrándole además al propio paciente en el seguimiento de su tratamiento.
Vemos que la gran mayoría de personas que presentan FQ no aceptan su enfermedad y no expresan sus preocupaciones, por el temor al rechazo de amigos, familia, etc. Necesitan desarrollar confianza en los demás, particularmente para realizar tareas que han realizado siempre por sí mismo, fomentando su autonomía.
La importancia de un buen conocimiento de la enfermedad, así como los procedimientos necesario para la mejoría de la misma y los profesionales que pueden ayudar en cada momento es fundamental. La enfermería tiene un papel muy importante frente a pacientes con FQ que no debemos desconocer.