Esta web, cuyo responsable es Bubok Publishing, s.l., utiliza cookies (pequeños archivos de información que se guardan en su navegador), tanto propias como de terceros, para el funcionamiento de la web (necesarias), analíticas (análisis anónimo de su navegación en el sitio web) y de redes sociales (para que pueda interactuar con ellas). Puede consultar nuestra política de cookies. Puede aceptar las cookies, rechazarlas, configurarlas o ver más información pulsando en el botón correspondiente.
AceptarRechazarConfiguración y más información

GODOFREDO PEREZ DE AZPEITIA RUBIO

Cuando un promotor acomete la compra de un local y contrata a un técnico para que realice un proyecto de la actividad, en realidad va a demandar una serie de actuaciones que independientemente del tamaño del mismo, se aproximan más a una dirección integrada de proyectos o Project Management que a un simple documento técnico. Esto es así porque el proyecto no es más que el primer paso de una serie de etapas a cubrir hasta que se pueda ejercer la actividad y que usualmente acaba recayendo por proximidad, en el técnico redactor del proyecto, que a la sazón es la persona que conoce de primera mano las necesidades del promotor y las soluciones técnicas adoptadas para satisfacerlas; bien es cierto que este trabajo adicional desgraciadamente en muchos casos no es valorado suficientemente, y ni siquiera remunerado.
En ese camino deberá ser consciente ya no solo de su responsabilidad técnica como autor del proyecto y posible director de obras, sino también de los condicionantes del solar o local donde se implantará la actividad, de los trámites administrativitos para la obtención de licencias que le afecten y de toda la normativa que deba respetar en función de la actividad a desarrollar y que puede exigir adecuaciones especificadas de la distribución e instalaciones del local mas allá de lo habitual.