SÍNDROME DE ADMIRACIÓN (Vista de Águila)

Héctor como muchos otros niños, padece una discapacidad, sin embargo sus padres lo educan, en la medida de sus posibilidades, como si no la padeciera al tener un menor grado de dicha discapacidad, lo cuál hizo más fácil a Héctor adaptarse socialmente, entre amigos de un barrio, donde aprendió muchos juegos, siéndole dichos aprendizajes muy útiles al traducirlos a la vida misma del chico. Sus padres lo educaron desde muy pequeño a comunicarse correctamente, lo matricularon en un centro especializado a su correspondiente edad, donde comenzó su aventura académica logrando estudiar en un colegio por su más que consagrada inteligencia. Todo ello hizo posible la vivencia de este chico de experiencias positivas como negativas, éstas últimas a consecuencia de algún que otro desengaño amoroso, empujándole a cometer un grave error que casi le arrebata la vida y que, por suerte, le dotó de un don, el cual utilizó para ayudarse a él mismo en su dedicación a la música como ayudar a personas discapacitadas de una u otra cosa.