La muerte es una característica propia de los seres vivos, y por tanto, también del ser humano. “Somos la única especie consciente de la propia muerte” 1, y de ahí las distintas interpretaciones que le hemos ido dando a dicho concepto.
Se cree que ya los primeros grupos humanos realizaban rituales relacionados con la muerte. Se han encontrado restos fósiles que se han relacionado con actos funerarios de la época prehistórica. Los primeros yacimientos arqueológicos de este tipo corresponden al hombre de Neandertal. Datados algo más tarde, se han encontrado restos de inhumaciones (enterramientos), la mayoría en cuevas. Los primeros cementerios, entendido como espacios de enterramiento colectivo, se localizan cronológicamente en el Neolítico, ya entonces a las afueras de los poblados. Más tarde, en la Península Ibérica concretamente, y con la entrada de pueblos indoeuropeos y célticos, se generaliza el rito de incineración (cremación), para volver nuevamente a la inhumación con la instauración del Cristianismo 2.
Las huellas arqueológicas relacionadas con los ritos funerarios son: la disposición del espacio funerario, la deposición de ofrendas y el tratamiento del cadáver. Este último correspondería, primeramente, a una necesidad profiláctica de deshacerse del cuerpo, que se descompone de manera natural, y puede suponer problemas de salubridad. De forma secundaria, y como acto simbólico, se trata el cuerpo con una motivación afectiva, no ya de los cadáveres, sino de los muertos, de los seres queridos. El cuerpo del fallecido es el eje principal en este tipo de ritos, girando el ritual alrededor de él. El resto del acto varía según espacio, tiempo y cultura, pero el tratamiento del cuerpo es algo común en todos los ritos funerarios. Los tratamientos del cadáver pueden ser muy variables 3.
Las diferencias en los distintos ritos mortuorios nacen de las distintas explicaciones que los humanos hemos ido dando, a lo largo del tiempo, a la idea de vida y muerte. El tema de la muerte ha suscitado preguntas que se han intentado responder desde la mitología, la filosofía, la religión y la ciencia 4.