Esta web, cuyo responsable es Bubok Publishing, s.l., utiliza cookies (pequeños archivos de información que se guardan en su navegador), tanto propias como de terceros, para el funcionamiento de la web (necesarias), analíticas (análisis anónimo de su navegación en el sitio web) y de redes sociales (para que pueda interactuar con ellas). Puede consultar nuestra política de cookies. Puede aceptar las cookies, rechazarlas, configurarlas o ver más información pulsando en el botón correspondiente.
AceptarRechazarConfiguración y más información

todossomosuno

A distancia de un mercado, uno no escucha sino un confuso griterío.  Más cuando te acercas, puedes distinguir claramente el regateo individual en cada bazar. 

Así también, hasta que no conozcas la realidad delYO (Sí Mismo Divino), serás dominado y atontado por el bullicio del mundo. 

Una vez que te internes profundamente en la oración, la contemplación y el silencio, todo se te hará claro y despertaras. 

 Hasta este despertar, estarás sumido en el ruido  de todas las grabaciones mentales a las cuales haz sido sometido durante toda tu vida física.

Nuestros cerebros parecen una caja llena de cosas, imágenes que nos presentan los constantes bombardeos PUBLICITARIOS, que nos incitan a querer un determinado objeto, bien o servicio. Voces que te dicen que esto es malo y esto es bueno, otras que nos dicen ¡NO! O ¡SI!

Nuestro YO esencial se encuentra perdido en medio de todo ese montón de objetos y bullicio, ya ni siquiera podemos escuchar nuestra propia voz, como cuando caminas por un bazar o mercado, en medio de tantos gritos no puedes hablar ni ser escuchado, los escuchas a todos pero no entiendes muy bien lo que dicen, aun cuando sabes lo que quieren, mas no te es posible complacerlos, y en medio de ese caos buscas lo que necesitas o crees necesitar, pues en realidad lo que mas necesitamos es paz y nada de lo que se encuentra en un bazar te lo puede proporcionar.

Mas si te alejas del bazar y te vas a un jardín, parque o montaña, alejada del bullicio, encontraras que te sentirás mucho mejor, tu mente se aclara, podrás escuchar hasta el sonido del viento, sentir la brisa suave rozar tu rostro, y tus sentimientos y emociones se aclaran.

En ese momento te das cuenta de que nada necesitas, que estas totalmente seguro y de tu conexión con el mundo que te rodea, es allí donde encuentras la conexión con tu ser divino.