Escribir humor es muy difícil. Conseguir hacer reír o sonreír depende del estado anímico del lector. A veces lo que hace gracia a uno le parece estúpido a otro. Yo no soy aficionada a los chiste, a la gracia por la gracia constante, me gusta la seriedad en todo, pero aprecio y valoro un toque de humor en ciertas ocasiones, la inteligente ironía (como en algunas personas de este foro), los relatos que me hacen sonreír, que me divierten a pesar de que no estén correctamente escritos.
En este concurso me puse el reto de escribir algo con un toque de gracia (yo no la tengo) que no gustó a la mayoría, aunque sí a otras personas, pero a mí me sirvió para abordar otro camino: Cosas de limpiadoras.
También es cierto que las cosas serias, por el hecho de serlas, y bien escritas no siempre son buenas ni llegan al lector; y las divertidas, por lo mismo, no siempre malas, incluso éstas últimas pueden ser mejores que las otras. Y lo dice una persona poco aficionada al humor.
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