Mi opinión sinceramente es que es mejor escribir uno sus propios libros...
A mi me da un ataque de histeria cada vez que empiezo uno (porque el borrador tengo que escribirlo a mano y luego pasarlo a ordenador) pero lo supera el gustazo, la satisfacción y el orgullo que da escribir la última palabra y decirle a todos: "Mira, lo hice sin ayuda de nadie"
(Vale me habeis pillado, tengo demasiado tiempo libre y como todos escribís por el foro yo también XDD)
Claro, tener negro siendo novel es como tener mayordomo británico flemático en tu pisito pagado a plazos, :P. Pero permitidme desviar un poco el tema. Imaginad que lo lográis, a lo grande, best-sellers internacionales que os encumbran a la altura de los más vendidos. Vuestra editorial os exige un libro al año y ya no podéis ni queréis seguir produciendo a ese ritmo, sin embargo, vuestro nombre es una marca que mueve fortunas. Os ponen a disposición "colaboradores" anónimos brillantes que saben escribir a vuestro estilo y os tientan con cantidades de dinero astronómicas... ¿aceptaríais o no? |
Esa no la había oído, es buenísima. La que también es una anécdota bastante célebre es la de Dumas y su negro muerto. Cuentan que espichó su colaborador y el hombre fue a dar el pésame a la casa. Le abrió la viuda, Dumas la consoló y luego pasó a ver al finado, y había un tipo allí con cara de circunstancias. Dumas le preguntó que quién era y el hombre dijo: "Soy el negro de su negro". Edito: Ese "metanegro" pasó a plantilla también, ese mismo día, pero no estoy seguro ya de este desenlace. Me suena que así lo leí u oí. |
Un par de cosas. La corrección ortográfica con los procesadores de texto resulta fácil y eficaz. Otra cosa es la corrección "literaria" de nuestros textos. Que por cierto, hay que evitar hacerla en exceso. Según el estado de animo o las circunstancias, por ejemplo, cada vez que leo algún fragmento mio cambiaría alguna cosa. Otro aspecto es el de escribir uno mismo. Yo he publicado artículos en literatura médica y científica, capítulos en libros diversos y colaboraciones en alguna enciclopedia. También un libro de toxicología, y una voluminosa tesis doctoral. Así como alguna cosa más que espero autoeditar en bubok. Y siempre lo he escrito todo yo mismo. Ni siquiera, en ocasiones, he delegado en otros la traducción al inglés de mis artículos. En esto creo que no hice del todo bien, pues un buen traductor puede incluso mejorar tu texto original. El hipotético caso del autor de bestsellers famosísimo, no lo contemplo como posible. En cualquier caso, creo que un autor debe de ser fiel a sus lectores y, sobre todo, a sí mismo. |
Es cierto. Yo soy de los que repasan mil veces y suele suceder eso que dices: que empiezas a cambiar cosillas que no deberías. En el juego Imagina Ser Escritor de Best-Sellers... yo tendría precio, jpiqueras. En la realidad, no permito que nadie toque lo que escribo, y si alguien me ayuda con la portada, con cuestiones técnicas (configurar el maldito Word), con una sugerencia y cosillas así, lo nombro en los créditos inmediatamente, faltaría más. |
Cada autor tiene sus fallos, y el mío es la superpoblación de comas ¿Existe algún corrector ortográfico, que me libere de semejante pesadez y decirme donde va una coma y dónde no? Lo del negro, me ha recordado a un curioso hilo, que leí una vez en un foro. Ibáñez, el autor de Mortadelo y Filemón, también tenía su negro. Y al parecer, lo hacían trabajar muchas horas. Un día, el negro se cabreó con la editorial, e hizo un cómic erótico de Mortadelo y Filemón, dándole caña a la Ofelia, entre otras cosillas desagradables. |
Si lo escribe otro no es tu libro, aunque sea tu idea o tu argumento. A veces pasa, tenemos una idea y no acaba de cuajar, bueno pues si a otro se le ocurre cómo convertirla en algo digno para él. Pero será su texto, aunque podamos decir que servimos de musa. Pero vamos tu libro tienes que escribirlo tú. Lo demás es... cualquier cosa.
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Lo que estáis comentando, es lo que pidió mi marido, que le corrigiesen su libro de posibles fallos ortográficos. ¡Y se le criticó por ello hasta la saciedad! Cada cual es libre de hacer con su trabajo, lo que le venga en gana, siempre que se lo acepten hacer.