El título es solo de gancho. Aquí, como en todas partes, sin duda habrá de todo, y, por qué no, también perdedores. Pero perdedores, que no derrotados. El perdedor es el que no escarmienta, que sigue, pese a perder una y otra vez, hasta su total ruina, o sea, hasta diñarla. Por mi parte, espero dedicar las últimas energías que me depare la vida en escribir algo, no sé, tal vez un verso, que al son de los últimos latidos, diga: y a pesar de todo, te amo.
Me he animado a abrir este tema a raíz de leer un comentario de bizarro, en el que apunta que el hecho de que un usuario sea conocido en el foro ayuda a que otros le comenten; pero no para que me comentéis, que he dado mi opinión sobre ese tema (si las hay, serán bienvenidas), sino para identificarme. Hace poco empecé a asomarme a este foro, y, como seguramente lo seguiré frecuentando, y no me gusta hablar desde el anonimato, me ha parecido oportuno asomar un poco más la cara. Ahí van algunos datos (que no figuran en mi ficha de autor):
Manuel Peña Cuesta. 1946 Láchar (Granada). Casado. Tres hijos. Un nieto. Formación extrauniversitaria (suena mejor que decir sin estudios universitarios). Empecé mi actividad profesional (qué atrevimiento, llamarle profesión a aquello) como segador a los doce años, y la acabo de terminar en Madrid como gerente de una empresa inmobiliaria.
En cuanto a la actividad literaria, que es lo que aquí interesa, mantengo con la escritura una relación de amante desde hace 38 años (la figura es de Onetti). Ahora, por fin, libre de los prejuicios, como el príncipe Carlos, podré contraer matrimonio con mi amante, mi amor de toda la vida.
Me acabo de jubilar como digo, con mis 65 cumpliditos. He curioseado por las fichas de unos cuantos y me temo que soy firme candidato al título de abuelo.
cita de gloriapaniagua
No pierde quien hace lo que le gusta; con esa actitud ya ha ganado, aunque sólo sea para sí mismo, y eso hace sentirse bien. Lo demás, ser el primero de lo que sea, es ambición y reconocimiento ajeno.
Completamente de acuerdo. No he tenido éxito en literatura pero he ganado mucho gracias a ella.
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Yo me preguntaría qué busco con esto de escribir. Si lo que quiero es hacerme famoso, ganar mucho dinero, que todo el mundo me conozca y no lo consigo, pues podré considerarme una perdedora. Pero eso me sucede porque he intentado hacer de mi deseo un negocio. Y ya empiezo mal. Toda nuestra vida es una sucesión de triunfos y fracasos, son necesarios ambos para apreciar en lo que valen aquellas cosas que conseguimos. Como en todo, para mi lo importante no es la meta, sino el camino que hay que recorrer para llegar. Eso de intentarlo una y otra vez da vidilla a la vida. El orgullo nos hace ver en nosotros cualidades que a lo mejor no tenemos. Si después de muchos intentos concluímos que no tenemos talento suficiente, ¿porqué no dedicarse a disfrutar de lo que hacemos sin pensar en triunfos o fracasos? Durante mucho tiempo creí que podría ser una pintora de talento. Solo necesité ver la obra de los que sí lo tenían para darme cuenta de que no era yo ni siquiera parecida. Ahora, cuando me da el yuyu, agarro los pinceles y me dejo llevar. No hay nada mejor. Aunque luego guarde mi obra en el trastero. ¿Quién nos ha obligado a triunfar contra toda razón? seguramente los que quieren aprovecharse del triunfo ajeno. |
I am the winner, I am the winner, I am the winner....I am the best, I am the best, I am the best.... así sucesivamente, hasta el infinito, o hasta que se te seque la boca. Cualquiera de las dos opciones es válida. Escribid, malditos, escribid. Lo demás importa una mierda. Pelagio dixit (qué le gusta esto a Simpatía) Mientras tanto Cartago delenda est |
Humildemente (jeje) creo Bizarro que tienes todo el derecho del mundo a sentirte frustrado, enfadado y cansado por todo lo que dices, pero nunca creer que has perdido. El día que abandones, a lo mejor y digo a lo mejor, serás un poco perdedor, pero podrás iniciar otra carrera nueva e intentarlo otra vez. |
cita de danben
cita de penacuesta
Me gustaría muchísimo que alguien me diga cuál es el refugio de los ganadores. Algún refugio debe haber, ¿no? El título es solo de gancho. Aquí, como en todas partes, sin duda habrá de todo, y, por qué no, también perdedores. Pero perdedores, que no derrotados. El perdedor es el que no escarmienta, que sigue, pese a perder una y otra vez, hasta su total ruina, o sea, hasta diñarla. Por mi parte, espero dedicar las últimas energías que me depare la vida en escribir algo, no sé, tal vez un verso, que al son de los últimos latidos, diga: y a pesar de todo, te amo.
Me he animado a abrir este tema a raíz de leer un comentario de bizarro, en el que apunta que el hecho de que un usuario sea conocido en el foro ayuda a que otros le comenten; pero no para que me comentéis, que he dado mi opinión sobre ese tema (si las hay, serán bienvenidas), sino para identificarme. Hace poco empecé a asomarme a este foro, y, como seguramente lo seguiré frecuentando, y no me gusta hablar desde el anonimato, me ha parecido oportuno asomar un poco más la cara. Ahí van algunos datos (que no figuran en mi ficha de autor):
Manuel Peña Cuesta. 1946 Láchar (Granada). Casado. Tres hijos. Un nieto. Formación extrauniversitaria (suena mejor que decir sin estudios universitarios). Empecé mi actividad profesional (qué atrevimiento, llamarle profesión a aquello) como segador a los doce años, y la acabo de terminar en Madrid como gerente de una empresa inmobiliaria.
En cuanto a la actividad literaria, que es lo que aquí interesa, mantengo con la escritura una relación de amante desde hace 38 años (la figura es de Onetti). Ahora, por fin, libre de los prejuicios, como el príncipe Carlos, podré contraer matrimonio con mi amante, mi amor de toda la vida.
Me acabo de jubilar como digo, con mis 65 cumpliditos. He curioseado por las fichas de unos cuantos y me temo que soy firme candidato al título de abuelo.
Bienvenido, Manuel: Aquí, otro abuelo, tan viejo como tú. Yo viviendo en Asturias, pero Granada también es muy bonita. Espero que te sientas a gusto.
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cita de raitann
cita de danben
cita de penacuesta
Me gustaría muchísimo que alguien me diga cuál es el refugio de los ganadores. Algún refugio debe haber, ¿no? El título es solo de gancho. Aquí, como en todas partes, sin duda habrá de todo, y, por qué no, también perdedores. Pero perdedores, que no derrotados. El perdedor es el que no escarmienta, que sigue, pese a perder una y otra vez, hasta su total ruina, o sea, hasta diñarla. Por mi parte, espero dedicar las últimas energías que me depare la vida en escribir algo, no sé, tal vez un verso, que al son de los últimos latidos, diga: y a pesar de todo, te amo.
Me he animado a abrir este tema a raíz de leer un comentario de bizarro, en el que apunta que el hecho de que un usuario sea conocido en el foro ayuda a que otros le comenten; pero no para que me comentéis, que he dado mi opinión sobre ese tema (si las hay, serán bienvenidas), sino para identificarme. Hace poco empecé a asomarme a este foro, y, como seguramente lo seguiré frecuentando, y no me gusta hablar desde el anonimato, me ha parecido oportuno asomar un poco más la cara. Ahí van algunos datos (que no figuran en mi ficha de autor):
Manuel Peña Cuesta. 1946 Láchar (Granada). Casado. Tres hijos. Un nieto. Formación extrauniversitaria (suena mejor que decir sin estudios universitarios). Empecé mi actividad profesional (qué atrevimiento, llamarle profesión a aquello) como segador a los doce años, y la acabo de terminar en Madrid como gerente de una empresa inmobiliaria.
En cuanto a la actividad literaria, que es lo que aquí interesa, mantengo con la escritura una relación de amante desde hace 38 años (la figura es de Onetti). Ahora, por fin, libre de los prejuicios, como el príncipe Carlos, podré contraer matrimonio con mi amante, mi amor de toda la vida.
Me acabo de jubilar como digo, con mis 65 cumpliditos. He curioseado por las fichas de unos cuantos y me temo que soy firme candidato al título de abuelo.
Bienvenido, Manuel: Aquí, otro abuelo, tan viejo como tú. Yo viviendo en Asturias, pero Granada también es muy bonita. Espero que te sientas a gusto.
Yo creo, banben, que los ganadores no necesita refugios; en todo caso, necesitarán escenarios para airear sus éxitos. Además, como creo que está bien dicho en varias entradas, lo de perder o ganar es a fin de cuentas una cuestión subjetiva, y donde uno cree perder, otro cree ganar. Y si a eso añadimos los diferentes planteamientos de partida (si juegas para ganar, para distraerte, por vicio, etc.), lo de perder o ganar pierde entidad. Así que me temo que, tanto si eres perdedor o ganaro, tendrás que hacerte un refugio a tu medida. ** Bien hallado, Ricardo. Ya me siento a gusto, y sambiendo que hay gente de mi quinta, más. Un saludo.
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Robert Walser amaba la vanidad, el fuego del verano y los botines femeninos, las casas iluminadas por el sol y las banderas ondeantes al viento. Pero la vanidad que él amaba nada tenía que ver con la ambición del éxito personal, sino con ese tipo de vanidad que es una tierna exhibición de lo mínimo y de lo fugaz. No podía estar Walser más lejos de los climas de altura, allí donde impera la fuerza y el prestigio: «Y si alguna vez una ola me levantase y me llevase hacia lo alto, allí donde impera la fuerza y el prestigio, haría pedazos las circunstancias que me han favorecido y me arrojaría yo mismo abajo, a las ínfimas e insignificantes tinieblas. Sólo en las regiones inferiores consigo respirar.» Enrique Vila-Matas. 2000. Bartleby y compañía.
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El título es solo de gancho. Aquí, como en todas partes, sin duda habrá de todo, y, por qué no, también perdedores. Pero perdedores, que no derrotados. El perdedor es el que no escarmienta, que sigue, pese a perder una y otra vez, hasta su total ruina, o sea, hasta diñarla. Por mi parte, espero dedicar las últimas energías que me depare la vida en escribir algo, no sé, tal vez un verso, que al son de los últimos latidos, diga: y a pesar de todo, te amo.
Me he animado a abrir este tema a raíz de leer un comentario de bizarro, en el que apunta que el hecho de que un usuario sea conocido en el foro ayuda a que otros le comenten; pero no para que me comentéis, que he dado mi opinión sobre ese tema (si las hay, serán bienvenidas), sino para identificarme. Hace poco empecé a asomarme a este foro, y, como seguramente lo seguiré frecuentando, y no me gusta hablar desde el anonimato, me ha parecido oportuno asomar un poco más la cara. Ahí van algunos datos (que no figuran en mi ficha de autor):
Manuel Peña Cuesta. 1946 Láchar (Granada). Casado. Tres hijos. Un nieto. Formación extrauniversitaria (suena mejor que decir sin estudios universitarios). Empecé mi actividad profesional (qué atrevimiento, llamarle profesión a aquello) como segador a los doce años, y la acabo de terminar en Madrid como gerente de una empresa inmobiliaria.
En cuanto a la actividad literaria, que es lo que aquí interesa, mantengo con la escritura una relación de amante desde hace 38 años (la figura es de Onetti). Ahora, por fin, libre de los prejuicios, como el príncipe Carlos, podré contraer matrimonio con mi amante, mi amor de toda la vida.
Me acabo de jubilar como digo, con mis 65 cumpliditos. He curioseado por las fichas de unos cuantos y me temo que soy firme candidato al título de abuelo.