Aprender a aprender

Probablemente aprender sea el único elixir de eterna juventud: quien aprende permanece joven ante la inmensidad de lo que desconoce, incluso ante la muerte.

Este libro es una invitación a aprender, como actitud esencial en la vida y fuente de inagotable aventura. Presenta el aprender como experiencia vital y cotidiana, en contraste con el aprender habitualmente entendido como almacenamiento de información.

Así se desarrolla el libro:

Nacemos con infinita curiosidad (cap.1), fascinados ante el mundo al que llegamos. En nuestro afán por satisfacerla encontramos limitaciones (cap.2), cuya función, en lugar de reprimir la curiosidad, debiera ser la de encauzarla. De la combinación entre curiosidad y cauce surge el acto de aprender (cap.3). Llamamos aprendiz (cap.4) a su protagonista, ser humano todavía curioso, dispuesto a adentrarse en lo desconocido de la mano de la realidad, que como maestro (cap.5), vela por su aprendizaje (cap.6). Para que este proceso sea real, es preciso no llevarse a engaño y tener en cuenta el estado en que se encuentra la humanidad: las limitaciones ahogan la curiosidad, la sociedad impone su percepción interesada de lo real y el ser humano es objeto de un sistemático secuestro (cap.7). La auténtica víctima (cap.8) de tal situación es nuestro cuerpo, obligado a no sentir como tal, desconectado de su propia naturaleza. Del dolor que produce este desgarro brota la necesidad de buscar la liberación (cap.9).

Aprender a aprender tal vez sea, como dice Tony Bates, la única asignatura que hoy valga la pena.