CUIDADOS EN LA ENFERMERÍA MATERNAL

Cuando hablamos de maternidad, nos referimos a una de las escasas áreas de la atención sanitaria en que la actuación de los profesionales no es requerida para resolver una patología adquirida o intervenir ante un accidente, sino para asistir un proceso natural y fisiológico, básico y trascendental en todo ser vivo, que conlleva la extraordinaria condición de dar continuidad a la especie.

Ayudar a traer al mundo a nuevo ser representa una satisfacción profesional y personal que va más allá de su aspecto estrictamente clínico y sanitario, por cuanto nuestra condición humana y nuestro bagaje ético y social se encargan de sensibilizarnos de manera especial ante el concepto y el hecho de dar vida: una madre embarazada, un recién nacido y especialmente el momento de dar a luz.

El equipo sanitario (tanto a nivel hospitalario como ambulatorio) está dirigido por facultativos especialistas y asistidos por el personal especializado de enfermería. La competencia profesional y la coordinación y organización del equipo, garantizan en el sistema público de salud las atenciones que antes, durante y después del parto, deben recibir tanto la madre como su hijo.

Es un campo en el que principalmente cuidamos de los hijos y sus madres, aunque incorporando y vinculando el entorno familiar, imprescindible, y en el que los avances y progresos médicos y clínicos, perfeccionan continuamente las técnicas, la farmacología y la atención psicológica y social, con el fin de proporcionar el mayor índice posible de calidad total.

  Capítulo a capítulo se describen cómo se presentan y resuelven tanto las situaciones naturalmente fisiológicas, como sus complicaciones (partos de prematuros, cesáreas, infecciones internas, complicaciones inherentes a la posición del feto, el cordón o la placenta, anatomía desfavorable de la mujer así como patologías previas en las gestantes, etc.) y que exigen de un seguimiento constante y de una actuación especializada para sacar una vida adelante.