Más lentejas ¡No!

El tan traído y llevado machismo hacen de este matrimonio joven una lucha de poderes, así como de reivindicaciones que los llevará a más de una discusión por conseguir, como en cualquier jungla salvaje, el liderazgo dentro de las paredes de un piso de barrio y demostrar que el hombre es el hombre y quien debe mandar es él, pase lo que pase, que para eso lleva los pantalones.

Don Fulgencio Gutiérrez, profesor de Historia, hombre poco afortunado en su trayectoria laboral y en su vida conyugal, ya que su mujer, más joven que él, alumna suya en sus tiempos de colegio, se lo ligó y se lo llevó al altar, abandonando su soltería y comenzando así su calvario, al verse sometido a los poderes seductores de esta Eva, que sí se llama su mujer, ambiciosa y bastante creída.

Don Fulgencio, atemorizado por los aires de grandeza de su mujer, se verá participando con su cónyuge en un concurso de televisión para conseguir el ansiado coche con el que su esposa sueña cada noche, para así poder dar en las narices al vecindario que les mira de lado al carecer de dicha herramienta, sinónimo de que su economía no anda boyante precisamente.

Más lentejas ¡No! Es la lucha de ser o no ser, de tener o no tener y, al final, demostrar a suegros y vecinos que la protesta es una forma de reivindicación de los derechos que le pertenecen, de recuperar su autoestima perdida y de su orgullo pisoteado por Eva, ya arrebatado un día en el altar.