Escondido en una iglesia que a altas horas de la noche da cobijo a indigentes, pordioseros y sin techo, Ramírez revive los sucesos terribles que acaban de tener lugar unas calles más arriba. Aún no acaba de explicarse qué ha hecho él para llegar a esa situación y se entrega al recuerdo de lo que ha sido una vida gris a la sombra de Carmen, que decidió que se mudarían a Barcelona, la difícil relación con su hija Lorena, que se fue a vivir a Madrid despreciando un futuro cómodo al lado del hijo del notario, y la convivencia distante con su hijo Iván, un adolescente del que solo conoce la hosquedad con que trata al mundo adulto que le rodea.
Ángel Morán cambia radicalmente de tono en su segunda novela para ofrecernos un drama familiar en el que cada personaje resulta ser víctima de sí mismo y de las decisiones que toman los demás.