El Libro de los Bostezos

En una época de profundo recogimiento trascendental a la que suelo llamar etapa de conocimiento personal, supe que tenía tanto que decir como para escribir un libro. Garabateé unos cuadernos. Sin lograr la dedicación necesaria, decidí escribir un cuento.
La síntesis y la elipsis no eran recursos que yo dominara y emprendí la creación de un poema. Supe que la rima y la métrica habían podido conmigo cuando devolví la mirada a los monigotes de los márgenes de un folio con más tachones que versos. Fue entonces, en aquella época de profundo recogimiento trascendental a la que suelo llamar etapa de la depresión, cuando escribí un microrrelato.
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