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Gonzalo Die Fagoaga

 La noche del 31 de marzo al 1 de abril del año 1767 se produce la expulsión de los jesuitas de España y de sus reinos, y tres años más tarde, Carlos III restablece en la corte, oficialmente y con toda solemnidad, los Reales Estudios que pasan a denominarse de San Isidro, empleando las instalaciones del desaparecido Colegio Imperial. Se crean, entre otras, dos cátedras de Matemáticas que se cubren por oposición, y puesto que en el Ejército se prima el conocimiento de la citada facultad, como lo prueba la Academia de Matemáticas abierta años atrás en el cuartel de los Guardias de Corps, uno de sus miembros, Francisco Verdejo González, real guardia de Infantería española, vuelto a la corte tras permanecer en el asedio de Gibraltar conoce la existencia de los estudios públicos y decide matricularse en el primer año de la asignatura de matemáticas. Más adelante, como sustituto primero y como catedrático por oposición después de esa misma disciplina y en esa misma institución, Verdejo enseñará la asignatura por espacio de veinte años.
 El autor, tomando como hilo conductor las vidas de Francisco Verdejo González, de su hermano Nicolás, del cuerpo de ingenieros cosmógrafos de estado, y del hijo de aquél, Francisco Verdejo Páez, igualmente profesor de matemáticas en San Isidro y de geografía en el Instituto de Noviciado, describe la historia de la matemática en la villa de Madrid desde finales del XVIII hasta principios del XIX, al tiempo que rinde homenaje a la memoria de un mathematico injustamente olvidado, así como al resto de catedráticos de matemáticas de la real institución.