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Juan Masiá Clavel

Jesuita, Profesor de Ética en la Universidad Sophia (Tokyo) desde 1970, ex-Director de la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas, Asesor de la Asociación de Médicos Católicos de Japón, Consejero de la Asociación de Bioética de Japón, Investigador del Centro de Estudios sobre la Paz de la Sección japonesa de la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz (WCRP), Colaborador del Centro Social Pedro Claver, de la Compañía de Jesús en Tokyo.

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MI ITINERARIO FRONTERIZO

Juan Masiá

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Construir puentes para la promoción de la vida, la justicia y la paz ha sido un tema central a lo largo de mi trayectoria vital, en el campo académico y en el de la evangelización. Lo ilustraré con la anécdota de un simposio sobre el valor de la vida y dignidad humana, en Tokyo, hace seis años. El profesor que moderaba el diálogo había buscado en internet el curriculum de los participantes; el mío le desconcertó, porque le extrañaba encontrar en mi bibliografía escritos sobre temas que le parecían muy diversos. Perdone, dijo, que le pregunte por qué ha cambiado tanto el foco de sus estudios a lo largo de su vida académica. En los años 70 presentaba usted la obra de Unamuno y la de Ricoeur en Japón. En el 83 se le conoce por sus publicaciones de bioética. Pero en el 85 escribe sobre ética y teología de la liberación. Recientemente veo que ha traducido clásicos budistas religiosos. ¿Con qué etiqueta quiere que le presentemos

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La respuesta, como la de Unamuno, mitad broma y mitad enfado, habría sido: Sin ninguna etiqueta, por favor, no me clasifiquen. Tomando en serio la pregunta, los cuatro ejemplos aducidos por el moderador reflejan la preocupación central de mi trayectoria humana, académica y espiritual: vivir en la frontera, que es el título elegido pasra mi blog en Religión Digital..

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El prefijo Inter- sería la clave: Estar entre dos polos, viviendo la tension entre ambos, sin dejar de tender puentes, a pesar de las dificultades.

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El prefijo Inter- aparece en los cuatro temas siguientes, a que me he dedicado: La interpretación de textos, el diálogo interdisciplñinar, la comunicación intercultural en favor de la justicia y la cooperación interreligiosa.

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No es una mera enumeración de terminus abstractos, sino algo que brota de la experiencia cotidiana de vivir entre dos culturas muy diferentes, confrontando a diario el problema de los malentenddos. Se vive la experiencia de tener que traducir, interpretar y deshacer equívocos, construyendo puentes de entendimiento y comprensión. Justamente porque abundan las malas interpretaciones, se percibe la urgencia de interpretar, poniendo en práctica el arte de leer y dialogar. De esto se ocupa la filosofía hermenéutica, al establecer diálogos entre textos y lecturas. Ahí está también la clave para los otros tres campos de dedicación mencionados: la bioética, la ética de la liberación y los encuentros interreligiosos.

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. Mis escritos en estos cuatro campos están muy relacionados entre sí. Todos tienen que ver con la tarea de construir puentes para promover tanto la vida como la paz. La hermenéutica construye puentes entre los respectivos contextos de autoría y de lectura. La bioética usa la metodología interdisciplinar para establecer puentes entre ciencias de la vida y valores vitales y humanos. A la ética de la liberación le preocupa la construcción del puente que globalice la justicia y salve el hiato entre la opresión y sus víctimas. En los encuentros interreligiosos buscamos superar todo exclusivismo o fanatismo fundamentalista para cooperar juntas las religiones en una misión común de pacificación interior y paz mundial justa, a partir de la esperanza y el sentido recibido desde un misterio último que ninguna de ellas monopoliza.

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Se comprende así por qué elegí para mi última lección en la Universidad Pontificia Comillas, con motivo de mi jubilación, el texto titulado Caminar, tender puentes y vivir en la frontera, que reproduzco a continuación.

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Elegí en aquella ocasión, para despedirme, tres textos bíblicos: 1. Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan (Lc 24, 35). 2. Según el Camino, que ellos llaman secta, doy culto al Dios de mis padres (Hechos 24, 14). 3. Y he aquí que yo estoy con vosotros/as todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28, 20).

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El primer texto está tomado del camino de Emaús. Invita a encontrar a Jesús en el camino, en el pan y en la palabra; es decir, en la vida cotidiana, el compartir fraternal y el repartir justo, así como en la comunicación alegre y esperanzadora de su Buena Noticia.

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En el segundo texto, Pablo opta por el Camino y rechaza las estrecheces del grupo exclusivista (secta) y de la institución inmovilista (ellos).

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En el tercer texto convergen los diversos lenguajes sobre la presencia del Crucificado Vivo para siempre. A la pregunta ¿Dónde está se responde de cinco maneras: A) Está arriba: es el lenguaje de la Ascensión en clave apocalíptica de victoria. (Lc 24, 51) B) Está a la derecha del Dios Padre/Madre: es el lenguaje escatológico de recapitulación definitiva. (cgf. Heb 10, 12-13). C) Está delante: es el lenguaje de la praxis y la cotidianidad. (Mc 16, 15). D) Está en todo: es el lenguaje místico-cósmico. (Ef 4, 10; Jn 20, 17). E) Está al lado: es el lenguaje de la comunidad en misión ad extra para tender puentes y vivir en la frontera. En este lenguaje se concentran los otros cuatro, es paradigma para pensar la iglesia, la comunidad y la misión. (Mt 28, 20).

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La comunidad que camina, practicando el mensaje de Emaús, confronta tres tentaciones: A) Reducirse a ser una institución y vivir para mantener la institución. B) Convertirse, en el extremo opuesto, en secta, rechazando lo de fuera con exclusivismo e idolatrando a fundadores con culto a la personalidad. C) Mantener un equilibrio diplomático entre ambos extremos, sacrificaqndo la honradez en aras del logro de cotas de poder, mediante el recurso a dobles estándares o dobles vidas, callar lo que se piensa y silenciar a quien se atreva a destapar el fraude.

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Estas tentaciones se superan mediante la cuarta vía, mostrada en el citado texto de los Hechos: el Camino, la conversión, cambio y reforma continuos, la renuncia a instalarse en instituciones o encerrarse en sectas y el ánimo para conjugar mística y política, reconciliación y profecía.

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Ignacio de Loyola lo captó bien. Quienes hemos heredado su pedagogía espiritual a través de los Ejercicios espirituales sentimos la vocación para vivir caminando, tendiendo puentes y haciendo equilibrios en la frontera. A veces habrá que hacer malabarismos de cuerda floja para estar en la frontera: entre la investigación y la divulgación, entre la investigación y la educación, entre estar presente en los medios y no dejarse manipular por ellos, entre la pastoral y la labor en tierras de marginación, entre la espiritualidad y la moral, entre Oriente y Occidente, entre Roma y Jerusalén, entre ciencias y creencias, entre la fidelidad y la creatividad, entre la pastoral ad intra, y la misión ad extra, entre sentirse iglesia y disentir en (no de) la iglesia.

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Para vivir con optimismo y alegría bailando en esa cuerda floja nos anima la esperanza, segura y sólida ancla del alma (Heb. 6, 19 ; texto elegido, en 1973, para mi primera misa).

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