SIEMPRE

Habían terminado las fiestas patronales en la localidad y el pueblo parecía haberse quedado mudo ante tanto pasacalles taurino. Eran las [...] Ver libro
Habían terminado las fiestas patronales en la localidad y el pueblo parecía haberse quedado mudo ante tanto pasacalles taurino. Eran las dos y media de la tarde cuando Kaco, se disponía a tomar su ya rutinario café en su bar preferido, cuando le invadieron los recuerdos de aquella fiesta reciente, había pasado prácticamente todos los días de la fiesta con su compañera de teatro, aquella que con sus inmensos ojos azules no entendió la personalidad de su personaje hasta que se empapó de él y de su psicología.
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