Yo fui uno de los niños afortunados que pudo estudiar gracias a una beca que me abrió las puertas del internado de Bujedo (Burgos) con los Hermanos de La Salle, profesores de los que guardo un grato recuerdo porque me inculcaron el gusto por lo literario.
Las universidades de Deusto y Barcelona me permitieron conseguir la Licenciatura en Filología Hispánica y Francesa, y dedicarme a la enseñanza como profesor de Literatura.
Ya en los primeros brotes juveniles me atrajo el gusto por la escritura. Pero fue en la "mili" (¡quién lo diría!) cuando tratando de llenar aquellos ratos de tedio insoportable se desató en mí la necesidad de crear poemas de amor y escribir historias.
"A tus ojos" creo que fue el primer poema con el que logré enamorar a una chica de Vinuesa, pueblo vecino de Covaleda, ¡qué tiempos aquellos en que unos versos eran recibidos como un regalo apasionado!
Pasaron los años y llegaron los primeros títulos y algunos premios: "Las chicas de "Ilale" (Ed. Hatier, París), "El último lobo" (Premio Gervasio Manrique de Soria), "La fórmula esenia" (Ed. Carena, Barcelona), "Sucesos de la Guerra de África" (Ed. Cosas de Soria), "El diablo Asmodeo", "El resplandor de las hogueras", "Así en Guinea como en el cielo" (recuerdos de la tierra de mi mujer), "¿A qué juegas" (dedicada a mis exalumnos) y un conjunto de relatos que he recopilando bajo el título: "Al amor de la lumbre".
Pero es, sin duda, la publicación en BUBOK de la trilogía: "Aquellas viejas carretas" y "El regreso de las carretas" (que se completarán con una tercera: "Carretas en la Guerra") lo que más me ha apasionado y ocupado en los últimos tiempos, en las que reflejo el duro y sacrificado mundo de la carretería, algo genuino de mi tierra soriana.