Es posible que la mejor manera de presentar este ensayo sea advirtiendo a los posibles lectores las intenciones sobre el mismo. No se trata de atacar o combater dogmas o credos, ni mucho menos, pretender tener las respuestas a las interrogantes aquí planteadas. Interrogantes que se han mantenido por siglos en la mente del colectivo y que hasta ahora, comenzando el actual siglo XXI, ni filósofos, científicos, religiosos etc. Han dado pruebas concluyentes, ni se vislumbra una aclaratoria a la mayoría de ellos. Es mucho lo que se ha escrito sobre el personaje de Jesús, más aún en los últimos tiempos, cuando la estructura del credo religioso ha caído en descredito, por causa de la conducta de muchos predicadores cristianos, llámense, evangélicos protestantes, católicos o todo aquel que profese el cristianismo como doctrina redentora. Si el lector es un fundamentalista, fanático, creyente y dogmático, lo mejor sería apartar este ensayo, pues quizás hiera sus sentimientos, creencias o emociones. Si su Fe es férrea, pues atrévase y asuma las consecuencias. Este ensayo le librará de una vez y para siempre de la creencia en una historia inventada o tildará al autor de demente e iniciara una cruzada de oración por la salvación de su alma; lo cual sería una bendición en esta época pues, en otros tiempos ya estaría achicharrado en la hoguera purificando la esencia, por los siglos de los siglos. No diga, Amén.